Diario de León

«El 12 de octubre llegaron a Accem León desde Canarias 37 inmigrantes de los últimos cayucos»

Andrea Robles Fernández, Lourdes García Fuertes, Noelia Díez Albarracín, Marta Durante Delgado y Encarna García, el equipo de Accem que da refugio en León a un millar de personas cada año procedentes de países en conflicto

Andrea Robles Fernández, Lourdes García Fuertes, Noelia Díez Albarracín, Marta Durante Delgado y Encarna García, el equipo de Accem. FERNANDO OTERO

Andrea Robles Fernández, Lourdes García Fuertes, Noelia Díez Albarracín, Marta Durante Delgado y Encarna García, el equipo de Accem. FERNANDO OTERO

León

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El último programa de emergencia reactivado por Accem en León trasladó el 12 de octubre de este año, día de la Hispanidad, a treinta y siete inmigrantes africanos llegados a las costas de Canarias en la última avalancha de cayucos y pateras.

El Gobierno ha activado un dispositivo de urgencia dependiente del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones ante el aumento de llegada de personas por vías marítimas inseguras. Según las cifras hechas públicas por el Ministerio del Interior, entre el 1 de enero y el 31 de agosto de 2023, llegaron a Canarias 11.439 personas, que suponen un 7,5 % más que en el mismo período del año anterior. Sólo en el mes de octubre, el número de personas que han alcanzado las costas canarias asciende a 8.500. 

El contacto más directo en León con estos inmigrantes es Marta Durante Delgado, trabajadora social que desempeña sus profesión en esta oenegé especializada en la atención de personas refugiadas, migrantes y en situación de riesgo de exclusión.

«La mayoría son hombres jóvenes que han sufrido la peor de las experiencias durante siete días y siete noches en el mar. Han estado quince días en Canarias y aquí estarán más o menos un mes, pero será  lo que necesiten. Llegaron a León de noche, se les repartió un picnic y se les distribuyó en habitaciones por hostales de León, que fue la solución más rápida. Muchos vinieron en chanclas y necesitaron ropa urgentemente. Son personas maravillosas, no se quejan ni piden nunca nada y siempre sonríen». 

Los conflictos bélicos, políticos y económicos de los distintos países marcan la actividad y los programas de Accem , que se adapta a las necesidades, «La política internacional es la que nos guía. Pasó con Siria, Ucrania, Kosovo y otros anteriores y enquistados. Es lo que tiene vivir en un mundo globalizado. No había precedentes de cómo actuar, pero llevamos muchos años en este sector y en cada conflicto que surge hay que adaptarse para que las personas reciban la ayuda humanitaria que necesitan. Flexibilidad en el trabajo, equipo de voluntariado, coordinación con muchos departamentos y capacidad estratégica para abordar todos los retos». 

Marta es una de las cinco trabajadoras que aparecen en este retrato en la sombra de Accem en León. Un equipo coordinado por Encarna García, responsable de la oenegé desde 1998.  Accem comenzó su actividad en León en 1992. «León fue uno de los primeros lugares en los que se abrió Accem. La fundó Pedro Puente. Nació de la Conferencia Episcopal y en el año 1991 se desligó y se convirtió en una oenegé».

En lo que va de año, un equipo de 52 trabajadores apoyados por voluntarios ha realizado 115 intervenciones psicológicas, 442 valoraciones en la fase inicial del proceso de petición de asilo y refugio —391 en León y 151 en Astorga—, 78 personas atendidas en los pisos de acogida temporales, otros 641 asesoramientos legales, 536 intervenciones en la fase de autonomía personal y 111 participantes en clases de idioma. En el programa de empleo Ariadna han participado 200 personas.

Con la emergencia activada por la guerra de Ucrania, Accem acogió en León a trescientos ucranianos que huyeron del conflicto. «Hace 31 años empezamos atendiendo a 22 personas en los pisos de acogida. De cien atenciones anuales hemos pasado a mil. Los servicios han aumentado siempre respetando el contacto con el entorno en el que estamos. Cuando empezamos casi nadie había visto a una persona negra por el barrio, salvo en Villablino y el Bierzo. Al principio había mucha curiosidad en el barrio» por el que se distribuyen las 57 plazas en los diez pisos de acogida que Accem tienen en el municipio de San Andrés.

Países

Venezuela y Colombia (los más numerosos), además de Ecuador, Ucrania, Cuba, Honduras, Marruecos, Argentina, Mali, Marruecos, Argentina, Perú, Senegal, y Yemen son los países que más personas expulsan de sus territorios por los conflictos bélicos, económicos, políticos, religiosos o por orientación sexual que han acabado en algún dispositivo de protección de la oenegé en León.

«Activamos la emergencia con Ucrania y ahora con Canarias, pero hay muchos más conflictos olvidados y más recientes, como el de Palestina. Rechazamos la muerte de los civiles y pedimos, por favor, que se abran corredores humanitarios. De momento no ha llegado a León ninguna persona desde Palestina, pero al final siempre llegan, más tarde o más temprano. En nuestro trabajo está también la lucha contra las mafias y trabajar con los países de origen».

El procedimiento de asilo y refugio tiene varias fases y la finalidad última es conseguir que la persona solicitante encuentre un trabajo y tenga una vida independiente. «La experiencia en León es que se acaban regularizando la mayoría. Hay muchos que se van y vuelven después porque aunque encuentren un trabajo con peor sueldo aquí se vive mejor con menos».

Encarna García es licenciada en Historia Antigua y realizó un curso de Agente de Desarrollo Local. «La agenda diaria está ahí, pero el día a día sobrepasa todo y hay que atender lo que surja».

 Mientras se realiza este reportaje el equipo se moviliza para atender a uno de inmigrantes trasladados desde Canarias. «Tiene una muela rota y le duele mucho. Suelen venir con la boca destrozada». La primera atención es la médica «y la psicológica, por todo lo malo que han vivido en ese viaje».

Encarna García coordina el equipo y da respuesta a todo lo que pide la organización en las sedes de Madrid y Valladolid, programa la asistencia urgente.

Accem cuenta en España con un millar de personas voluntarias, de las que 33 están en León, once de los cuales están en activo. La trabajadora Social Noelia Díez Albarracín, trabajadora en la oenegé desde el año 1999, es la adjunta a Encarga García y responsable del programa del voluntariado «parte de la participación social y ética, que da un prisma de calidad y colaboración para llegar allí donde el personal técnico no podemos».

Accem pertenece a la Plataforma del Voluntariado de León. Noelia ha sido la responsable del programa nacional del voluntariado de Accem durante once años. El personal voluntario de Accem apoya a los usuarios en la práctica del idioma, que aprenden en las clases que imparten los profesores.

También realizan acompañamiento y participan en las actividades de ocio y tiempo libre con las personas protegidas por la oenegé, como pasear, visitar museos o participar en actividades sociales colectivas. El objetivo es que conozcan la dinámica, la cultura y las costumbres de León. «Encarna delimita las líneas en las que hay que trabajar y coordina a los equipos de todos los departamentos». Un esfuerzo colectivo en el que participan especialistas en psicología, abogacía, empleo, trabajo social y profesorado».

En la foto del equipo también aparece la trabajadora social Andrea Robles Fernández, que se incorporó al trabajo hace año y medio. Está encargada de la fase de acogida y la gestión de los pisos para que las personas que viven en ellos durante los distintos periodos del procedimiento de asilo y refugio adquieran autonomía y se integren en el entorno.

«Les acompañamos para que realicen las gestiones como la tarjeta sanitaria, empadronamiento y nos coordinamos con el resto de los programas de empleo e idioma». Accem cuenta con traductores colaboradores a los que paga por hora de servicio realizado. «Intentamos utilizar este servicio sólo al principio, para darles la primera información y resolverles las dudas en momentos puntuales porque lo que pretendemos es que la persona sea autónoma».

La principal barrera cuando pisan tierra española es el idioma. «Hay muchos que llegan y no saben ni leer ni escribir en sus propios idiomas. Cuando proceden de países hispano hablantes el vínculo es mucho más fácil». 

Orgullo por el trabajo

Tanto Andrea como Marta, que también se incorporó a Accem hace año y medio, destacan el «privilegio» de su trabajo. «Me siento una privilegiada», asegura Andrea Robles. «Con nuestro trabajo vemos cómo la vida de las personas cambia y tenemos el honor de formar parte de ese proceso y eso es precioso».

Lourdes García Fuertes es trabajadora social y está en Accem desde 2002. Se encarga de la fase de la primera atención y de la autonomía, que es la que emprenden las personas que piden asilo cuando salen de los pisos de acogida.

«La vivienda es la mayor dificultad en esta fase. Los propietarios son más reacios a alquilar un piso a un inmigrante. Es el último apoyo que damos desde Accem antes de que emprendan una vida autónoma. En este periodo se intensifica la búsqueda de empleo. Tenemos un alto porcentaje de formación e inserción laboral, que ronda el 50%. Una vez que encuentran un trabajo ya están en el mundo laboral».

La meta es la vida independiente. Lourdes explica que el éxito de este periodo depende de la situación administrativa «si les han concedido la protección o se les ha denegado. Atendemos a todas las personas cuando llaman a la puerta, sean inmigrantes o locales, y les derivamos a los servicios que necesitan».

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