Diario de León

El cuento de hadas que una niña leonesa dedica a su hermana con autismo

«Las personas TEA son seres mágicos». Virginia Mota Saénz de Miera ha debutado como escritora con tan solo diez años. La vida de su hermana, una niña con autismo de siete años, inspiró su cuento ‘María, la niña mágica en el mundo de las hadas’ para que la sociedad entienda mejor a las personas TEA.

Virginia Mota Sáenz de Miera firma un ejemplar de su cuento tras la presentación este lunes en el Peñacorada. FERNANDO OTERO

León

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Cambiar la mirada sobre los niños y las niñas con autismo es el objetivo del libro que Virginia Mota Sáenz de Miera presentó este lunes en el Peñacorada International School, donde cursa quinto de Primaria. Con tan solo diez años de edad ha convertido en un cuento la vida de su hermana María, con la que mantiene una relación muy cercana.

El cuento quiere servir de ayuda para que las personas que lo lean, tanto de edad infantil como adulta, comprendan la necesidad de que ningún niño con autismo esté solo y que sus compañeros le perciban como un niño especial, «con magia».

«María ve cosas que nosotros no vemos, se pone a reír de nada y yo pienso que a lo mejor ve hadas y sus mascotas invisibles», comenta Virginia al explicar sus fuentes de inspiración para el libro María, la niña mágica en el mundo de las hadas .

La magia de María

María «habla con la mirada» y su hermana imagina que ve hadas que nadie más puede ver

La jovencísima escritora asegura que encontró el hilo conductor «muy fácilmente, porque es la vida de mi hermana». Como sucede en el cuento, «la mayoría de los sábados vamos al pueblo y María juega en la cama elástica, anda entre las plantas y en el columpio...».

El cuento relata la manera especial en que se comunica su hermana con el mundo, pues aunque es una niña que no tiene lenguaje oral, «su mirada sí habla» y lo hace de una manera muy particular con las flores. En ese jardín aparecen las hadas con su magia azul y las mascotas que las acompañan.

FERNANDO OTERO

Tal y como imaginó las hadas que ve María, las dibujó a mano y luego las metió en un programa con el que ha ilustrado el libro. Las protagonistas, que no son otras que María y su hermana Virginia, guardan un gran parecido con la realidad, igual que la historia que se cuenta.

«Se me ocurrió hacer las hadas y sus mascotas, las metí en el juego y con ellas ilustraron el libro», añade. La editorial Punto Rojo se ha encargado de la edición. Cuando cubran los gastos de la publicación, dedicarán los beneficios a alguna organización que trabaje con perros de asistencia para niños con autismo.

María es una niña que no habla, no mastica y aún no ha adquirido los hábitos básicos de higiene. En el colegio de educación especial de Autismo León, donde está escolarizada este curso, trabajan con ella tareas cotidianas como intentar que se lave los dientes, el peinado o la ducha.

El objetivo

«Si el libro sirve para que un solo niño con autismo no quede solo en el patio ya será un éxito»

Para la familia es muy difícil organizar una salida juntos. «Cuando María ve una furgoneta piensa que es para ir al colegio, porque le encanta», apunta la madre. Ahora está avanzando con ‘pictos’ (dibujos) que le ayudan a expresarse y también dispone de un comunicador con el que puede transmitir su estado de ánimo pulsando a teclas de distintos colores.

María fue alumna del colegio San Claudio, pero la familia decidió cambiar porque «no hay recursos suficientes en la escuela pública, aunque todo el profesorado está superinvolucrado», señala la madre, Virginia Sáenz de Miera. «Hay desconocimiento que se suple con voluntad», señala al recordar que, como María toca las paredes, «creyeron que el problema era que la niña no veía bien».

Sus compañeros no entendían lo que le pasaba y creían que era extranjera porque no hablaba y les costaba jugar con ella. Tampoco optaron por el Peñacorado, aunque «se practica la inclusión real» y donde Virginia «está muy bien», porque creen que las necesidades de su hija menor están mejor cubiertas en el colegio especial. «La gente que se dedica a la educación especial también es especial», señala la madre.

«Si con este cuento conseguimos que un solo niño con autismo no quede apartado en el patio y los demás niños jueguen con él, ya es un éxito», añade. Virginia Sáenz de Miera, que acompañó a su hija en la presentación del libro este lunes, señaló que el cuento «también puede resultar muy útil para que los padres, compañeros y profesores a través del cuento puedan explicar y comprender el mundo del autismo». Virginia Mota firmó este lunes numerosos ejemplares a padres y madres del colegio que asistieron a la presentación. El acto sirvió para compartir dudas sobre el autismo. A la niña le llamó la atención que una familia preguntara si María se encerraba en una habitación. «A lo mejor es que otros niños lo hacen, pero mi hermana no», explica.

Virginia ya tiene la idea y el título para un nuevo cuento. El protagonista será un perro y que espera que, antes que en el cuento, se haga realidad en casa. Un asunto que debaten en la familia y en el que esperan llegar a un acuerdo que satisfaga a todos.

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