Diario de León

EL PULSO Y LA CRUZ

Por humo que no quede

Publicado por
ANTONIO TROBAJO
León

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HEMOS CELEBRADO esta semana el Día del Misionero en Ponferrada. Aún no tenemos noticias fehacientes de la celebración. Han estado en León (con misa en la Basílica de San Isidoro) los misioneros de la archidiócesis asturiana, dirigidos por ese hombre incombustible que es Luis Legaspi. Y el pasado 14, como ya saben, fue la 15ª Convivencia de los Misioneros nacidos en la diócesis leonesa. Fue el Seminario Mayor, en la Catedral, con la Eucaristía, y más tarde en el hotel París, con la comida fraterna. Estuvieron presentes treinta y tres de ellos y algunos aportaron el testimonio directo de su misión. Ya les ofrecimos las cifras que ahora repetimos, completamos y comentamos: son 581 los y las nacidos en León. Ente ellos hay cuatro seglares y dieciocho sacerdotes seculares, además de seis obispos. Los misioneros leoneses están dispersos por 55 países (22 de América, 20 de África, 6 de Asia, 1 en Oceanía y el resto en Europa). Pero hay datos alarmantes: si comparamos las cifras totales con el año anterior, se comprueba el descenso en más de un 9%, pero más alarmante aún es constatar que ese porcentaje de descenso va en aumento desde finales de los ochenta. En el año 1990 había 1.100 misioneros leoneses, pero en 1999 eran 725. La edad también es significativa: con datos del año pasado el 67% de los misioneros tenían una edad comprendida entre los 50 y los 80 años y sólo el 12% estaba por debajo de la cincuentena. Pero así es la misión. Cuando soy débil, es cuando soy fuerte, decía San Pablo. Tal como ocurre con monseñor Ignacio Prieto, Obispo emérito de Hwange, en Zimbabwe (antigua Rhodesia), del Instituto Español de Misiones Extranjeras, natural de Besande, que lleva allí cerca de 50 años y cuenta ya con ochenta años de edad. Estuvo en León, recibió un cálido homenaje por parte de los demás misioneros y de la Iglesia diocesana representada pro el señor obispo, don Julián López, y del delegado de Misiones, don J. Félix Esteban, y se atrevió a desentrañar los secretillos de la evangelización. Así de sencillo: «Empezamos por la preevangelización, para intentar acercarnos a la gente mediante el cuidado de dimensiones esencialmente sociales, aumentando y mejorando los hospitales, las escuelas... Así conseguimos irnos introduciendo entre las personas que allí residen y ganando su confianza». Y así arranca el proceso: de los corporal, cultural y social a la dimensión espiritual de la fe en Cristo. No le ha ido mal a don Ignacio: el mismo lo reconoce con humildad: «Hay que darse cuenta -dice- de que cuando llegamos allí, faltaba de todo; y la verdad es que creo que lo hemos mejorado bastante» ¡Bendito sea Dios! Homenajes a los de fuera... y a los de dentro. Así nos llegan noticias de sendos homenajes a un par de curas, muy diferentes por edad, geografía y estilo de pastoreo, que sin embargo coinciden en el servicio callado y eficaz a las feligresías. Fue a primeros de agosto. Uno de ellos es don Benito González Gómez, de 75 años de edad, natural de Sopeña de Curueño, párroco desde 1958 de Valdepiélago (y de La Mata de la Bérbula, Montuerto, Nocedo y Valdorria) y sacerdote desde hace 50 años; el homenaje fue organizado por el Ayuntamiento y las parroquias y estuvieron presente el Vicario General, don Antonio Recio y el Vicario saliente de Zona, don Julio de Prado. El otro es don Eusebio Cano Población, natural de Sahechores de Rueda, donde nació en 1958. En 1985 es ordenado sacerdote, fue párroco de Barrios de Luna y lo es del valle de Valdeón (desde 1991) y del de Sajambre (desde 1999). El homenaje, en el que estuvo presente el señor obispo, que presidió la Eucaristía, se lo rindieron los feligreses de Soto y Caldevilla de Valdeón, por su dedicación a la vida espiritual y a las necesidades materiales de sus convecinos. También fue homenajeado en Almázcara el conocido y valiente padre agustino, de la provincia de Filipinas, Tomás González Cuellas, por sus 50 años de sacerdote. Y en el barrio ponferradino de Vega Alegre-La Martina el aplauso fue para dos hermanos, religiosos claretianos, Romualdo y Alberto Fernández Carrera, también con la cincuentena sacerdotal en sus pies. En tiempos de tanta arremetida, con causa o sin causa, bien está echar mano del turíbulo, o sea, del incensario. Que humee, que no sobra.

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