Fuego, magia y luz de luna

Hubo fuego aunque no hoguera. Un elaborado ritual que incluyó la presencia de brujas con sus conjuros, demonios y otros personajes infernales sustituyó a la tradicional fogata de San Juan que todos los años iluminaba la glorieta de Guzmán y las márgenes del Bernesga. El Rito del fuego asombró a los cientos de ciudadanos congregados, y llenó de luz, misterio y metáfora la cálida noche leonesa. Antes habían sido los fuegos artificales -esos fuegos que ya constituyen una tradición inquebrantable en la ciudad, todo el mundo va verlos- los que habían comenzado a caldear los ánimos y que prepararon el ambiente para lo que iba a venir después: en el ritual, la ciudad fue «pasto de las llamas» figuradamente, sus edificios emblemáticos ardieron y de ellos surgió un haz de luces y humo al que siguió la «danza de las brujas». Había comenzado la noche de San Juán, el San Xuán de nuestras rabeladas y filandones; un momento para la magia y el misterio, ese solsticio que anuncia el cálido verano y que celebran todas las culturas del mundo. El maleficio de las llamas fue roto ayer por un espíritu bueno que salió de la fuente de Guzmán y acabó con los malos hechizos. Una proyección de la ciudad y de una paloma simbolizaron la paz y la calma que llegan después de la tempestad. A continuación, la compañía Malabar puso en escena, en la plaza de Guzmán y a lo largo de la avenida Ordoño II, su Viaje de los Aquasueños , una asombrosa singladura a través del asfalto y la espuma de la mano de un barco surrealista del que surgieron marineros de todo tipo y catadura; zancudos, músicos y acróbatas que sorprendieron y maravillaron a todos los leoneses congregados.