Diario de León

EL PULSO Y LA CRUZ

A jirones y en buena hora

Publicado por
ANTONIO TROBAJO
León

Creado:

Actualizado:

HOY es Nochebuena. Con este día llega a la cima la escalada del tiempo de Adviento. «¡El Señor llega!», que escribió el recordado Torrente Ballester, aunque con otros contenidos semánticos. Que estemos devorados por la fiebre de poner belenes en las cumbres de nuestros montes no deja de tener su significado. Que aún queda espíritu en nuestra sociedad que algunos pretenden hacer deslizar hacia el laicismo; que todavía es posible creer que la liberación nos llega por un Niño pobre, a pesar de nuestra sociedad opulenta e insolidaria; que la ascensión a nuestros picos con las figuras del belén a cuestas es una especie de parábola de lo que es nuestra vida, siempre ascendente, dejando por el camino, a jirones y en buena hora, el hombre viejo, apegado a las limitaciones y maldades. Permítanme, pues, que, sin tópico alguno, les haga llegar mis mejores deseos para que la Navidad sea un tiempo de ventura que no admita ni fecha de caducidad ni consejo de consumir preferentemente en un plazo determinado. El Señor ha venido y ya está. Felicidad para todos y para siempre. En sus corazones, en sus familias, en su vecindad, en su parroquia, en nuestras diócesis, en nuestra España y en nuestro mundo. «Que así sea, que así es», que estos son los significados que se resguardan tras la aclamación hebrea del «Amén». Que todo lo dicho es tan real como la vida misma, lo muestran y lo demuestran diversos acontecimientos. Son signos de que el nuevo tiempo inaugurado con el nacimiento del Niño Dios es mucho más que un cuento de Navidad. Mostremos cómo. Mención honorífica para la Sociedad de San Vicente de Paúl de León (más conocida por las «Conferencias», fundadas en el siglo XIX por aquel grande y santo seglar francés llamado Federico Ozanam), que el pasado miércoles nos convidó a cenar y a compartir: Una cena benéfica a favor de las obras que sostiene la asociación entre nosotros, en particular la del Hogar de San Vicente, para gente desarraigada de la familia, y la de Calor y Café, para los sin techo, que, por cierto, están pasando un dramático momento dadas las bajas temperaturas que nos caen del cielo. Carezco, cuando escribo, de datos sobre la respuesta a la invitación, pero estoy seguro de que no habrán faltado buenos samaritanos que se hayan apuntado a una cena frugal (cosa que se agradece en estos días) y a un opíparo ejercicio de fraternidad. En la misma línea hay que situar las iniciativas de las Cáritas diocesanas. En Astorga, Ponferrada y el Barco de Valdeorras sacaron adelante, un año más, la cuadragésima tercera campaña de solidaridad animada desde las emisoras de Radio Popular. Unos miles de euros que caen como rocío refrescante sobre la multitud de obras que sostiene esta ejemplar institución. Fueron casi ciento cincuenta las llamadas telefónicas, sin contar con los donativos entregados directamente en la sede de las emisoras, las que hicieron posible rozar, de momento, los cuatro millones de pesetas solidarias. De ese óbolo no se desentendieron ni el Obispo ni la Administración diocesana, que también soltaron la mosca en la medida de sus posibilidades. En León, Cáritas diocesana ha aprovechado estos días prenavideños para lanzar la Campaña institucional de este curso, amparada en un lema desafiante: «Construyamos un lugar común. Nadie sin futuro». Una carpeta con abundantes y bien elaborados «materiales» es el apoyo de unos posibles gestos de fraternidad. También en estos días pasados se ha procedido a presentar públicamente una iniciativa de apoyo a los internos en el Centro Penitenciario que gozan de libertad en los fines de semana y no cuentan con una familia que los acoja. Pequeñas pepitas de oro en un mar de aguas revueltas. Como las que pusieron en la tarde de ayer en nuestras solapas los niños y adolescentes que se echaron a nuestras calles para hacer la «siembra» esperanzada de estrellas de Navidad, movilizados por las Delegaciones de Misiones. Como la que esta noche ponen en Fresno de la Vega, donde un hostelero de la localidad adereza mesa y mantel para todos los conciudadanos que tendrían que pasar la Nochebuena en soledad. Como los hechos de que, desde hace unas fechas, contemos en León con una muchacha consagrada como monja clarisa, Sor María Cristina de la Eucaristía, y con un joven carmelita, Ricardo González del Val, que ha sido ordenado diácono en la parroquia de San Lorenzo de León, donde desarrolla su labor pastoral. Como ven, así va quedando arrumbado el hombre viejo. A jirones y en buena hora.

tracking