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Las mujeres de un pueblo

La Biblioteca Leonesa de Escritores entrega mañana a los lectores la novela cumbre de la obra literaria de Concha Espina titulada «La esfinge maragata»

Uno de los pocos retratos de la escritora Concha Espina

Uno de los pocos retratos de la escritora Concha Espina

Publicado por
Jessica Cañón - león
León

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Diario de León entrega mañana sábado un nuevo libro de la Biblioteca Leonesa de Escritores. Se trata de La esfinge maragata , de Concha Espina, que retrata la vida de Florinda Salvadores, una joven que, tras la muerte de su madre y el trabajo de su padre en América, se va a vivir al pueblo maragato de Valdecruces, donde conocerá los sinsabores de la vida campesina y las costumbres de las mujeres del pueblo. Concha Espina fue una de las mentes más preclaras de la literatura española de la primera mitad del siglo XX. Su nombre completo era realmente María Concepción Jesusa Basilisa Espina, nacida en Santander un 15 de abril de 1869,1877 o 1879 (no hay acuerdo unánime, pero lo más probable es que fuese en 1877) y fallecida en Madrid en 1955. Su incursión en la literatura fue muy temprana, ya que publicó en 1888 sus primeros versos en el periódico Atlántico , en Santander, bajo el pseudónimo de Ana Coe Snichp. Se casó a los dieciocho años con Ramón de la Serna y Cueto y se trasladó a vivir a Chile. A raíz del desastre colonial regresó a España para vivir en Mazcuerras. En el año 1909, tras su fracaso matrimonial, se instala en Madrid, donde, siguiendo las costumbres de la época, celebraba los viernes un salón literario en la calle Goya, al que asistían personajes de la alta burguesía, entre los que era asiduo Rafael Cansinos, que en el año 1924 publicó una amplia crítica dedicada a la obra de Concha Espina. La progresión en sus publicaciones es prácticamente ininterrumpida a lo largo de su vida. Su primera obra editada fue Mis flores en 1094. Un año más tarde apareció un volumen de cuentos titulado Trozos de vida , en el que su estilo se debate entre el realismo y un cierto lirismo sentimental. La niña de la luz La fama le llegó a Concha Espina con su primera novela, La niña de la luz , que roza con el folletín y la novela rosa, con una clara intención moralizadora. Con La esfinge maragata alcanza la cumbre de su obra literaria narrativa en 1914. Tan en serio se tomó su trabajo la escritora que se trasladó a vivir a Castrillo de los Polvazares, pueblo donde transcurre la novela, convertido en el mítico Valdecruces. La obra retrata la «humilde y robusta silueta de una mujer, de una esfinge tímida, silenciosa y persistente». La «esfinge» la forman un grupo de mujeres maragatas cuya soledad y sacrificio llevan desde una forma impasible, estoica e inalterable desde generaciones. La visión del pueblo y de su vida por una mujer como es Florinda nos muestra los diversos puntos de vista de ese cruel modelo de vida rural. Además, en medio de la novela nos presenta paisajes, personas y ambientes que transforman el alma de la joven, llegando a quitarle hasta su verdadero nombre y sustituyéndolo por el de «Mariflor». La esfinge maragata , es pues, una novela de mujeres. Los varones solo regresan al pueblo en la Virgen de agosto y únicamente algún viejo avaro y el cura transitan por este singular lugar. El personaje de Rogelio Terán, único varón galán, abandona a su amada abrumado y cobarde ante los entresijos del pueblo y la incapacidad para redimir a Florinda de su triste destino. La defensa de la condición femenina se refleja en una magnífica historia donde se recogen de forma magistral los giros del lenguaje, del folklore o de las costumbres del lugar. La novela es un homenaje a la tierra de León como se observa en la referencia a El señor de Bembibre , al paso del tren en el que viaja la protagonista por el lugar o las visiones de Rogelio que evocan a los Reyes Leoneses, al Paso Honroso y a los principales linajes leoneses.

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