Diario de León

La última

El nuevo Foncebadón leonés

Los peregrinos han comenzado a clavar cruces en una valla del Alto del Portillo. Dejan así su firma junto a uno de los puntos negros del Camino, que aún espera una pasarela

Publicado por
Pilar Infiesta - valdefresno
León

Creado:

Actualizado:

Nadie sabe quién fue el primer peregrino que insertó su cruz entre los alambres de una valla del Alto del Portillo, pero lo cierto es que desde hace año y medio se amontonan sobre esa cerca cientos de cruces toscas, elaboradas con palos, gomas, piedras, servilletas y cordones, que se han convertido en una curiosa tarjeta de entrada a la ciudad. Parece que los peregrinos, de forma espontánea, han decidido asomarse a ese balcón, que se abre a dos metros de altura en un montículo del cruce de Golpejar de la Sobarriba y que, desafiando al vacío, dejan su firma en forma de cruz mientras contemplan de un vistazo toda la ciudad. León, quizás, es la recompensa, una joya después de caminar por una tierra áspera y dura, esquivando cientos de vehículos y un área industrial ­-la de Arcahueja- que no inspira postales. Los peregrinos que optan por llegar a la ciudad a través de Valdefresno, siguiendo los pasos de miles de fieles que han convertido el Camino en una autopista de la Fe desde el siglo XIII, disfrutan de una panorámica de la capital subiéndose a esa finca que abraza la subida a Las Lomas y la entrada hacia Golpejar. La alambrada junto a la senda impide caer sobre los automóviles y se está convirtiendo en un lienzo para las expresiones artísticas de los peregrinos. Casi en el medio destaca una cruz de mayor tamaño, confeccionada con dos tablas a las que el paso del tiempo ha chupado el color. Es gris dentro de una marabunta de símbolos marrones. La iniciativa comenzó tímidamente tras la apertura de la glorieta sobre la N-601, a finales del 2006, y ha ido ganando fuerza hasta convertir la zona en un nuevo Foncebadón que, en lugar de piedras, amontona cruces. La nueva rotonda, ha aliviado el tráfico, pero no la travesía que deben realizar los peregrinos para descender hacia Puente Castro y adentrarse en la ciudad. De hecho, los lugareños no se atreven a señalar si el gesto de colocar cruces es un mero adorno, una firma, un nuevo rito dentro del Camino a Santiago o constituye una pequeña reivindicación por la mala situación de los accesos y su peligrosidad para los viandantes. El alcalde de Valdefresno, Carlos Gutiérrez, reconoce la conflictividad de ese punto de la Ruta, pero confía en que pronto se construya el paso elevado prometido por el Gobierno. La duda es si el proyecto, incluido en los tres millones de euros con los que también se reparará el viaducto de Puente Villarente, se agilizará o dormirá el sueño de los justos.

tracking