Diario de León

Las de Baleares son esenciales para la conexión genética de la especie entre lugares distantes

Las praderas de posidonia oceánica son vitales para la diversidad de la especie

La técnica de este estudio sirve para otros problemas en biología de la conservación

Publicado por
M. A. Pérez
León

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Un equipo de biólogos y físicos del CSIC y de la Universidad de Baleares ha descubierto que las praderas de posidonia oceánica de las Islas Baleares son imprescindibles para el mantenimiento del flujo genético de la especie y, por tanto, de la diversidad de esta planta marina endémica. Desde el Departamento de Comunicación del CSIC se indica que el equipo ha desarrollado un modelo matemático basado en la teoría de redes con el que se ha logrado analizar un muestreo a gran escala en todo el hábitat de la especie, el Mediterráneo. El estudio, que ha sido publicado en la revista , identifica las poblaciones de posidonia en Baleares como «auténticos motores» que alimentan la diversidad de la posidonia en el Mediterráneo occidental, lo que subrayaría la importancia de su protección.

Los investigadores han identificado aquellas poblaciones que en caso de ser eliminadas o muy degradadas darían lugar a serias interrupciones en la conexión genética entre lugares distantes, lo que eliminaría la posibilidad de que la biodiversidad perdida en una población pueda recuperarse por contacto con otras. Según Emilio Hernández-García, ude los autores del trabajo, «hemos determinado cuáles son las poblaciones que actúan como exportadoras activas de genes, aportando diversidad y riqueza a la especie, y cuáles simplemente los reciben, una información relevante para cualquier acción de conservación de esta especie mediterránea». El equipo investigador ha confirmado además la separación genética entre las poblaciones de posidonia del Mediterráneo occidental y oriental debido, probablemente, a la separación entre las dos cuencas que provocaron las glaciaciones en esta zona.

«En principio, las técnicas desarrolladas son aplicables a otros problemas en biología de la conservación, y también en situaciones en epidemiología, donde sea relevante determinar las rutas de transporte de un patógeno y los lugares idóneos para interrumpir su propagación, así como a campos tan dispares como la sociología, la física, el tráfico aéreo o la biología celular», ha asegurado Hernández-García.

Pérdida de superficie

Las praderas submarinas son un ecosistema clave en el mantenimiento de la biodiversidad marina. Por desgracia, atraviesan una situación de «crisis global» debido al impacto producido por los cambios físicos, biológicos y químicos que se producen en las aguas costeras. Sólo las del litoral mediterráneo se reducen cada año entre un 3 y un 5%, y en las cuatro últimas décadas han perdido el 50% de su superficie. Se calcula que ocupan medio millón de kilómetros cuadrados entre los 40 metros de profundidad y la línea de costa y desempeñan un papel muy importante en la conservación de los ecosistemas, al ser el hábitat de más de 300 especies, a las que proveen de oxígeno. Tienen, además, gran capacidad para filtrar partículas en suspensión contribuyendo a depurar el agua y a acelerar el proceso de sedimentación de las playas. Su conservación tiene consecuencias irreversibles para la biodiversidad y su recuperación necesita de varios cientos de años.

En otra investigación realizada por el CSIC se afirma que las praderas de pdel Mediterráneo ían almacenar unos 90 millones de toneladas de CO

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. La reserva de carbono asociada a los sedimentos de estas praderas a lo largo del tiempo podría alcanzar los 2.800 millones de toneladas, lo que equivale a unos 11 años de emisiones de CO

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de la Europa occidental, o bien al 0,6% de todo el carbono orgánico acumulado en los suelos del planeta.

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