Diario de León

El mercadillo de Madrid al que no se resiste ni Carmen Lomana: «Me compré un camisón ideal»

Aunque ella misma confiesa con ironía: «Yo nunca me compraría unos zapatos en un mercadillo», Carmen revela en COPE el rincón madrileño donde sí se deja tentar 

Carmen Lomana, durante una reciente intervención mediática, donde volvió a mostrar su estilo inconfundible y su opinión sin filtros sobre moda, protocolo y estilo de vida

Carmen Lomana, durante una reciente intervención mediática, donde volvió a mostrar su estilo inconfundible y su opinión sin filtros sobre moda, protocolo y estilo de vidaGetty Images

Patricia de la Torre
Publicado por

Creado:

Actualizado:

La escena parece contradictoria: una de las figuras más icónicas del lujo discreto en España, Carmen Lomana, hablando en la radio sobre un hallazgo inesperado. Pero ocurrió. Este fin de semana, durante su sección en el programa 'Fin de Semana de COPE', conducido por Cristina López Schlichting, Lomana sorprendió a la audiencia al declarar, con entusiasmo: «Me compré un camisón ideal.»

No se refería a una boutique de alta costura ni a una escapada parisina. Hablaba del mercadillo de Majadahonda, un clásico de los martes y sábados en el noroeste madrileño, que en los últimos años se ha convertido en lugar de culto para amantes de lo vintage, la moda artesanal y las gangas con estilo.

El mercadillo de Majadahonda: culto popular y sofisticación inesperada

Ubicado entre las calles Erillas, Santa Catalina y de la Luna, el mercadillo municipal de Majadahonda reúne más de 180 puestos en una parcela de 10.000 metros cuadrados. Allí se venden desde frutas y flores hasta ropa, complementos, telas, decoración e incluso antigüedades textiles.

Según Lomana, «hay de todo y algunas cosas muy bonitas», como ella misma descubrió años atrás durante un reportaje televisivo. «Me compré lencería antigua, cosas de lino, de ese hilo gordo», explicó en antena, dejando claro que incluso en un entorno ambulante es posible encontrar elegancia real.

Pero no todo vale: «Yo nunca me compraría unos zapatos en un mercadillo. No se me ocurre», sentenció con firmeza, aunque matizó: «A lo mejor hay… estupendos.» Esa dualidad marca su criterio: apertura a lo inesperado, pero con estándares claros.

Una experiencia con raíces locales (y virales)

En tiempos donde los algoritmos dictan tendencias, el mercadillo de Majadahonda ha sabido posicionarse como un espacio híbrido: tradicional en su formato, moderno en su repercusión. La viralidad en redes sociales (especialmente TikTok e Instagram) ha convertido este enclave en un referente para quienes buscan estilo sin caer en el fast fashion.

Lomana no solo lo defiende, también lo humaniza. «Me metí como si fuera frutera y todo el mundo me venía a comprar cuarto y mitad de no sé qué. Lo pasé muy bien», recordó con humor, evidenciando su capacidad para conectar con lo popular sin perder su sello personal.

Elegancia sin etiquetas (o con las justas)

El caso de Carmen Lomana en Majadahonda muestra cómo la verdadera elegancia no reside exclusivamente en la etiqueta, sino en el ojo que sabe distinguir valor más allá del escaparate. Comprar un camisón en un mercadillo puede ser tan sofisticado como hacerlo en la Rue Saint-Honoré, si se hace con criterio.

tracking