Diario de León

La urbanización de la estación de Feve comienza tras cinco años bloqueada en los despachos

Los operarios ya están a pie de obra. Á.C.

Los operarios ya están a pie de obra. Á.C.

León

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Tres semanas después de que el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) limpiara la escombrera en la que había convertido la estación durante los cuatro años y medio que pasaron desde el final de las obras de integración, los operarios de la empresa adjudicataria de la urbanización del sector entraron al fin hoy en los terrenos.

La Unión Temporal de Empresas (UTE) formada por Tecsa y Dragados, encargada de los trabajos por una factura de 2.809.796,44 euros, comenzaron a primera hora de la mañana a colocar los carteles que cierran el paso a todo el entorno desde el viaducto que baja hacia Ramón y Cajal.

A partir de este momento empiezan a contar los 10 meses de plazo de obra registrados en la propuesta presentada al concurso. Para mediados de mayo, si no hay nuevos inconvenientes como los que han rodeado a toda la intervención desde el año 2011, tendrá que estar lista la urbanización de los 10.000 metros cuadrados del sector de la estación.

Las labores comienzan por el informe que harán los operarios con los desperfectos encontrados en la zona de la integración. Hay partes de la acera levantadas, adoquines que faltan en mitad de la vía, arquetas desmontadas…

Todo se anotará para dar parte al Adif, que además tiene que sacar de la estación todavía el caucho del enchaquetado de los carriles, que lleva desde 2017 al aire libre y se ha podrido, sin mucha posibilidad de reutilización, como si sucedió con el adoquín y otros materiales que la semana del 23 de junio se trasladaron a otra obra que tiene el ente estatal en Asturias.

Junto con el informe de daños, la media docena de operarios de la empresa empezará a desbrozar la margen derecha de las vías en sentido de circulación norte para colocar el material. Este paso obligará a trasladar la parada del autobús de Alsa que trasborda a los viajeros hasta La Asunción.

El punto de recogida y bajada, que ahora está colocado justo en el ensanche frente a la puerta de la terminal, se pasará al apeadero del autobús urbano de Suero de Quiñones.

Además, se habilitará un espacio en el aparcamiento del centro deportivo de Eras de Renueva para que puedan estacionar por la noche los vehículos de la empresa privada, que cobra cerca de 120.000 euros anuales por el servicio desde que el 18 de septiembre de 2011 salió el último convoy de la estación. Entonces, el Adif comprometió que estaría listo en 18 meses.

Este movimiento ratifica la ejecución de un proyecto que se ha demorado en los despachos desde que en febrero de 2017 se alumbrara la idea de rematar la urbanización de los terrenos de la terminal, que no entraba dentro del contrato de integración de la traza desde La Asunción, y que el ente estatal ha dilatado casi cinco años.

La intervención dibuja sobre los planos la ejecución de dos nuevas calles : una paralela a Renueva, que comunicará desde la puerta de la estación hasta Ramón y Cajal, justo por el espacio en el que estaba antes la casa de los guardeses, y otra como prolongación de Bilbao para conectar con Padre Isla, entre los andenes y Espacio Vías.

La delimitación del viario dejará en medio un gran parque verde y pasillos peatonales para conectar con los que surgen en La Asunción. Sobre el terreno se marcarán además las cinco parcelas propiedad del Adif en las que se podrán construir, en un futuro, las 142 viviendas previstas, aunque de momento quedarán ajardinadas.

El avance de la urbanización no determina, sin embargo, el desbloqueo de la vuelta de los trenes a la estación de Padre Isla. El Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana no avanza en la tramitación del reglamento que permita entrar a los convoyes en modo tranviario. No hay un plazo, ni nadie del Gobierno se atreve a aventurar el regreso de las circulaciones que quedaron topadas en el apeadero de La Asunción a partir del 18 de septiembre de 2011. Desde entonces, se han bajado más de dos de cada tres viajeros que antes utilizaban los servicios de ancho métrico que comunican León con la montaña oriental y, desde ahí, con Bilbao. 

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