Diario de León

LA HISTORIA DE UNA CUENTA ATRÁS

El día que Javi tuvo y perdió un corazón en minutos

El berciano con una enfermedad cardíaca rara que lleva meses en Madrid a la espera de un trasplante

Javier Álvarez, en el piso de Madrid en el que vive mientras espera el trasplante. DL

Javier Álvarez, en el piso de Madrid en el que vive mientras espera el trasplante. DL

Ponferrada

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Lleva meses esperando, en Madrid, un corazón que le salve la vida y hace una semana lo tuvo, pero solo durante unos minutos. El estado de salud de Javier Álvarez, el berciano con una enfermedad cardíaca rara de nacimiento, denominada Tetralogía de Fallot, ha empeorado. Su corazón estuvo a punto de pararse tan solo dos días después de que una llamada de teléfono le informara de que había donante y ahora lleva un marcapasos.

El mismo día que sus vecinos de Toreno organizaron una maratoniana jornada de actividades con el objetivo de recaudar fondos para ayudar a Javier a mantenerse en Madrid; ese día, Javier recibió la llamada que llevaba esperando ocho meses. Había un corazón para él.

Pero la alegría duró lo que tardó en ponerse a dos minutos del hospital. Estaba a punto de llegar al Gregorio Marañón cuando una nueva llamada truncó los planes. La familia del donante se había echado para atrás. Javier se quedó sin corazón.

«Primero sentí rabia, luego desilusión. Cuando me llamaron para decirme que tenía corazón pensé que esto se acababa, que ya quedaba menos para volver a empezar, que solo era poner de mi parte, como siempre he hecho, para resistir en el quirófano y punto. Y luego, cuando me dijeron que no y me pidieron que diera la vuelta, volví al punto de partida y entré en shock. No podía ni llorar, no eché ni una lágrima hasta el día siguiente», relata Javier, que aún así trata de plantarle cara a la tristeza y aferrarse a un hilo de optimismo. «También me di cuenta de que estoy al borde, de que cualquier día me llaman», asegura. 

Primero sentí rabia, luego desilusión. Cuando me llamaron para decirme que tenía corazón pensé que esto se acababa, que ya quedaba menos para volver a empezar, que solo era poner de mi parte para resistir en el quirófano

Menos de 48 horas después de haber pasado de la más inmensa de las alegrías al más profundo desconsuelo, Javier empezó a encontrarse mal. Se mareaba. Al principio lo achacó al cansancio por las horas que había pasado llorando una vez tomó conciencia de lo que había sucedido. Trató de descansar, pero no pudo, y cuando se estaba preparando para acudir a una de sus sesiones habituales de rehabilitación cardíaca, se desmayó.

«Me caí y cuando llegó mi compañera de piso, estaba tirado en el suelo. Ella llamó a una ambulancia y me llevaron al hospital, donde me pusieron un marcapasos. Otra modificación más en mi motor, este vez centralita de potencia, explica Javier con un punto de ironía.

«La culpa no fue de nadie, mi corazón estaba jodido y rachó», subraya este berciano de 45 años que ha enfrentado tres operaciones a corazón abierto, las dos primeras con solo unos meses de vida, por una enfermedad que impide que su sangre fluya con una cantidad suficiente de oxígeno del corazón al resto del cuerpo. También dice «ponerse en la piel» de la familia del que fue su donante durante unos minutos.

Ahora llevo un marcapasos. La culpa no fue de nadie, mi corazón estaba jodido y rachó

«No es fácil vivir aquí ante una espera que, a veces, se me hace eterna ni mucho menos habiendo dejado en el Bierzo a mi hijo, mi familia y a todos vosotros. He sentido y seguiré sintiendo vuestro calor. Hoy es un día de los que nunca se olvidan». Estas palabras forman parte de una carta que Javier escribió a sus vecinos para agradecerles el gesto que han tenido con él.

La carta se leyó públicamente en la misma jornada benéfica que el destino quiso que coincidiera con el viaje de ida y vuelta de Javier al hospital. Todos vivieron con él, a través del teléfono, su alegría y la posterior tristeza. Al final, consiguieron recaudar 6.570 euros y ese «hoy es un día de los que no se olvidan» fue el presagio de una realidad con un final no deseado. 

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