Diario de León

Vettel desata la guerra en Red Bull

El alemán se lleva la victoria en Sepang tras negarse a aceptar las órdenes de equipo a favor de Webber. Alonso suma su primer ‘cero’ al verse obligado a abandonar en la segunda vuelta.

Webber y Vettel dejaron patente en el podio que su relación en Red Bull no es la idónea. La actuación del alemán desoyendo las órdenes de equipo encendía al australiano.

Webber y Vettel dejaron patente en el podio que su relación en Red Bull no es la idónea. La actuación del alemán desoyendo las órdenes de equipo encendía al australiano.

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David Sánchez | Sepang
León

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Los conflictos bélicos se suelen iniciar por incidentes nimios y acabar en consecuencias desastrosas. Si llevamos este paralelismo a la Fórmula 1 quizá ayer se viviera el comienzo del desmembramiento del ‘imperio Red Bull’. Sebastian Vettel se llevó la victoria del Gran Premio de Malasia, la primera para el tricampeón en esta temporada y la número 27.

Sin embargo, esta será, sin duda, una de las más polémicas que ha vivido. Y todo por su culpa, como él mismo admitió. Webber y Vettel tuvieron más que palabras. Corría la segunda mitad de la prueba. Webber iba por delante de Vettel tras la última parada en boxes, y ambos debían llegar a la meta sin demasiados problemas. En Red Bull entendieron que el riesgo de un abandono no merecía la pena, por lo que ejecutaron el sistema ‘multi 21’, un código interno para las órdenes de equipo que establece que ambos deben conservar la mecánica, no forzar los neumáticos y evitar cualquier tipo de lucha.

A efectos prácticos: que el piloto que vaya segundo no adelante al primero, en este caso Vettel a Webber. Mientras que el australiano había aceptado sin problemas la situación, el alemán se enrabietó e hizo caso omiso de las órdenes que le llegaban por la radio. Webber se mostraba enfurecido al ver cómo su compañero, al que tantas veces había cubierto para ayudarle a ganar los tres títulos que ostenta, obviaba el bien común en pos del beneficio propio.

ero la situación no cambió y el alemán llegó primero a meta. En el podio, al que Lewis Hamilton asistió como el invitado en casa de una pareja al borde de un divorcio, el ambiente se cortaba con cuchillo. Vettel pidió perdón, admitió que debía haberse refrenado y que le debe una explicación al equipo y a su compañero, que explotaba: «Le protegerán, como siempre». Pero eso no iba a cambiar nada. Vettel ganaba el Gran Premio, pero ha perdido a su escudero.

Mientras, Fernando Alonso lamentaba por Twitter haberse perdido semejante culebrón en el podio. El asturiano no podía sentirse satisfecho por su labor. Alonso abandonó por excederse en la toma de decisiones. El asturiano se dio un toque con Vettel en la primera vuelta, por el cual su alerón delantero se quedó colgando. En lugar de entrar a boxes para sustituirlo, pese a que esto le hubiera lastrado al final de la parrilla, se quedó en pista para intentar aguantar y retrasar la entrada a boxes hasta que los neumáticos así lo demandaran. Su alerón se soltó del todo, le destrozó el fondo plano y acabó tirado al fondo de la pista. Mal sabor de boca le queda al español en su gran premio número 200.

La carrera en sí no defraudó. La guerra abierta en Red Bull puede tapar las buenas sensaciones vividas, como la espectacular lucha entre Räikkönen y Hülkenberg. Tampoco habría que obviar la pelea, órdenes de equipo incluida, que tuvieron los pilotos de Mercedes. Hamilton admitiría que quien se merecía estar ahí era su compañero Rosberg, con más ritmo que él, pero a diferencia de lo ocurrido en Red Bull, el alemán sí aceptó la orden de Ross Brawn.

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