Diario de León

OPINIÓN Rafael Rubio

El euro, al ritmo del nuevo orden

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El nuevo orden económico e internacional sigue su inexorable marcha. La potencia hegemónica mueve sus peones sin descanso y ha decidido aplicar a la economía los mismos principios que a la seguridad: preocuparse por lo propio sin importarle lo de los demás. Y las consecuencias de la nueva política se está viendo en la relación entre el euro y el dólar. Hasta ahora los responsables de la economía de Estados Unidos eran muy sensibles al cambio del dólar con las otras grandes monedas. Eran conscientes de que un desarrollo ordenado de la economía mundial dependía del equilibrio en la paridad de las principales monedas. La revalorización de una moneda frente a otra significa automáticamente penalizar a la economía a la que representa, porque sus productos son a partir de entonces más caros y menos competitivos. Sin embargo, el Gobierno de Bush está cambiando de estrategia. El desequilibrio de sus cuentas y el déficit fiscal está llevando a la economía norteamericana a una difícil situación que comienza a afectar negativamente a sus empresas. Y para ayudar a las empresas estadounidenses ha decidido dejar a un lado esa sensibilidad y tomar en cuenta sólo sus propias necesidades con el convencimiento, que en temas económicos comparten algunos analistas de este lado del Atlántico, de que «lo que es bueno para Estados Unidos es bueno para todo el mundo». El inversor y multimillonario Georges Soros, de origen checo pero nacionalizado en Estados Unidos, culpaba esta misma semana al secretario del Tesoro norteamericano de favorecer la caída del dólar, lo que a su juicio supone «un error y una actitud irresponsable por intentar crecer a expensas de otras economías». Un dólar barato frente al euro y al yen supone una buena ayuda para que las empresas norteamericanas puedan vender más en el exterior, y una enorme dificultad para quienes quieran colocar sus mercancías en Estados Unidos. Para Europa, un dólar barato es una puntilla para la economía alemana que se encuentra en su peor crisis económica desde la Segunda Guerra Mundial, y cuyo desarrollo depende en buena parte de sus ventas a Estados Unidos. Además, la estrategia de dejar caer al dólar no es sólo mala para Europa sino también para Asia y Latinoamérica. Pero, el nuevo orden impone sus reglas, aunque lleve la amenaza de recesión económica y empobrecimiento a vastas zonas del mundo.

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