Diario de León

Tsipras pacta con la derecha más hostil a la UE un claro Gobierno anti-Troika

Jura como primer ministro y cierra un equipo contrario a las recetas de austeridad.

Alexis Tsipras (derecha), instantes después de jurar el cargo como primer ministro.

Alexis Tsipras (derecha), instantes después de jurar el cargo como primer ministro.

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íñigo domínguez | atenas
León

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Alexis Tsipras, de 40 años, ya es el nuevo primer ministro griego, el más joven de su historia, y tiene un Gobierno listo para echar a andar. También es un gabinete inédito, pues al quedarse finalmente a dos escaños de la mayoría absoluta, con 149, ha pactado con Griegos Independientes (Anel), una formación de la derecha más patriótica que ha obtenido 13. Ayer ya circulaban quinielas de ministros, que probablemente se conocerán hoy.

Esto puede sonar a chino fuera de Grecia pero Panos Kammenos, el líder de Anel, fundado en 2012, ha estado en la misma trinchera que Tsipras desde que estalló la crisis helena en 2009. Contra los planes de austeridad, contra los dos Ejecutivos de este periodo del conservador ND -su partido, del que fue expulsado- y el socialista Pasok, y contra la Troika, el trío de prestamistas formado por Comisión Europea, Banco Central Europeo (BCE) y Fondo Monetario Internacional (FMI). Eso es lo más importante ahora, la batalla común prioritaria, y con esta elección de socio Tsipras reafirma que, por el momento, no se aleja ni un milímetro de la línea de confrontación abierta con el resto de la UE. Es un explícito Gobierno anti-Troika.

En realidad, por ilógico que parezca, esta era la opción menos mala para Syriza y su electorado la comprende. La otra alternativa, la nueva formación liberal To Potami (El Río), en el fondo era problemática. El partido del popular periodista Stavros Theodorakis, además de estar a favor de respetar en lo posible los pactos firmados con la UE, es un proyecto de centro bastante ambiguo, mal visto en la izquierda. Les consideran parte del sistema y un lastre que obligaría a concesiones para las ambiciones combativas de Syriza.

Desde Atenas, por tanto, ninguna novedad ante el incierto desafío que se avecina contra la Troika. Y por lo oído ayer en el resto de Europa, en las instituciones comunitarias tampoco nadie ha cambiado de opinión sobre los compromisos y reglas que debería cumplir el nuevo Gobierno griego. El lunes se fue como un día de tregua, con declaraciones de calentamiento, antes de que, tarde o temprano, se abra el fuego real. Las bolsas europeas, de momento, cerraron en positivo, menos la de Atenas.

En este contexto las diferencias ideológicas entre Syriza y Anel se han convertido en algo secundario. De hecho estaba tan hablado que ayer la alianza se resolvió y se hizo pública en cuestión de horas. El nuevo líder griego no ha perdido tiempo, en una señal de seriedad, y a media mañana de ayer ya estaba todo encarrilado. A las tres, hora española, juró el cargo, siempre sin corbata e incluso sin pronunciar la fórmula religiosa ante el jefe de la Iglesia ortodoxa griega, el arzobispo de Atenas, como manda la tradición. Es otra novedad absoluta para el ritual de la política griega. Tsipras dijo así: «Señor presidente, juro que aplicaré la Constitución y las leyes y que trabajaré siempre por el interés general del pueblo heleno».

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