Diario de León

LEÓN ■ JUICIO A ETA

La bomba lapa que acabó con el comandante Cortizo en León en 1995 fue instalada en el interior de su coche

El fiscal solicita 122 años de prisión para Sergio Polo, que actuó por mandato de Anboto

Polo, acreditándose como apoderado para las Juntas Generales de Vizcaya en 1999. SANTIAGO JIMÉNEZ

Polo, acreditándose como apoderado para las Juntas Generales de Vizcaya en 1999. SANTIAGO JIMÉNEZ

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La Fiscalía ha elevado a definitiva su petición de 122 años de prisión para el etarra Sergio Polo, alias Lur, al considerarle «autor directo» del atentado en el que fue asesinado el comandante del Ejército de Tierra Luciano Cortizo por una bomba lapa colocada en los bajos de su coche en León el 22 de diciembre de 1995.

El fiscal José Perals le imputó un delito de asesinato, cuatro delitos de asesinato frustrado (dado que como resultado de la deflagración resultó herida de gravedad su hija y otros viandantes) y un delito de tenencia de explosivos. Añadió en sus conclusiones la petición de una indemnización de 160.000 euros para el hijo de la víctima, Alejandro Cortizo, en calidad de responsabilidad civil.

A diferencia de otros atentados de la banda terrorista ETA, en este caso la bomba lapa no se colocó debajo del coche del comandante sino dentro del mismo vehículo. De ahí que la gravedad de las heridas le provocara la muerte inmediata. «No hace falta ser muy perito para ver que ese coche explosionó desde dentro», dijo el fiscal.

«Ni siquiera ha negado los hechos que se le imputan», le reprochó Perals después de que éste declinara responder a las preguntas formuladas en la sesión de inicial. Su defensa, por contra, pidió la absolución del acusado.

Polo guardó el material que días antes del atentado le dio la entonces jefa de ETA María Soledad Iparraguirre alias ‘Anboto’ —actualmente presa en Francia— para la elaboración del explosivo. Días antes del ataque forzó el vehículo del comandante y los colocó debajo del asiento del conductor. Hizo explosión cuando el vehículo había recorrido 300 metros.

POR LAS HUELLAS

Por su parte, miembros de la unidad de explosivos de la Ertzaintza en el momento de los hechos, explicaron que en el registro efectuado en el domicilio que Polo había alquilado en Pasajes, encontraron tres paquetes de cigarrillos que contenían bolsas con cloratita, tarteras de plástico con kilos de la mezcla explosiva amonal y tres cartuchos de dinamita utilizadas por los miembros de la banda terrorista a modo de granada de lanzamiento.

Los cotejos y búsquedas posteriores al atentado permitieron a los agentes identificar las huellas de Polo en cinco objetos del domicilio y en documentación que se encontraba en el interior de la casa, entre la que destacó un carnet de identidad y placa de policía falsos, además de un carnet de conducir y otro de la Universidad de Zaragoza.

A preguntas del fiscal José Perals, los médicos forenses que examinaron al comandante explicaron que su muerte se produjo como consecuencia de un politraumatismo y una lesión «muy grave» en la zona del abdomen y del tórax, lo que confirmó la tesis de que la bomba lapa estaba colocada en la zona inferior del asiento del conductor. «La muerte se produjo de manera inmediata», ha dicho el doctor.

LA HIJA, SIGUE DAÑADA

Sobre su hija, que le acompañaba en el vehículo en el momento de la explosión, el perito precisó que ella tenía 19 años en el momento de los hechos y que, a falta de saber cómo ha podido evolucionar en estas dos décadas, el informe emitido entonces plasmó que se vería limitada físicamente para realizar trabajos con la mano izquierda y cualquier actividad deportiva. Otro de los médicos que la atienden a día de hoy ha dicho que ha padecido trastorno de estrés postraumático.

Uno de los testigos explicó que desde la cúpula de ETA se había decidido atentar contra el Museo Guggenheim de Bilbao y así se plasmó en una carta que decía: «Os tengo que comentar que Guggenheim es nuestro objetivo», explicó un agente que implicó en estas órdenes a la entonces jefa de ETA María Soledad Iparraguirre, alias Anboto y quien en la actualidad está presa en Francia.

Los peritos han explicado, de acuerdo con lo expuesto por la Fiscalía en su escrito de conclusiones provisionales, que fue Anboto la que dio la orden expresa de asesinar al militar, que contaba con 44 años en el momento de los hechos.

También fue ella la que, a través de un enlace, hacía llegar a los comandos el material necesario para la actividad terrorista, como ocurrió igualmente en el caso de este atentado cometido en León.

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