Diario de León

Los pueblos de León se rebelan contra el "ostracismo bancario"

Alcaldes y vecinos que forman parte de los casi 61.000 leoneses que viven en la llamada exclusión financiera exigen garantizar este servicio básico

Oficina bancaria recientemente cerrada en Sahagún,
ejemplo del éxodo bancario que ha sufrido la
provincia en los últimos diez años. ACACIO

Oficina bancaria recientemente cerrada en Sahagún, ejemplo del éxodo bancario que ha sufrido la provincia en los últimos diez años. ACACIO

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La exclusión financiera afecta ya a 60.956 leoneses que han quedado al margen de un servicio que ya se considera como básico . Todos ellos pertenecen a zonas rurales, a las que este ostracismo bancario los condena a ahogarse aún más en el mar de la despoblación, ya que la mayoría de ellos carecen de medios tecnológicos e incluso humanos que les permita asomarse a la para ellos inalcanzable banca digital o desplazarse a la suursal más cercana a su localidad.

Un total de 132 municipios, de los 211 que conforman el territorio leonés, no cuentan con ningún tipo de servicio bancario.

Éste es ahora su día a día, al margen de la libertad monetaria.

El sur de la provincia no se libra del abandono de las entidades bancarias. Es el caso del municipio de Algadefe que hasta principios de este año disponía del servicio de banca móvil con el autobús de Unicaja . Su alcalde, Ubaldo Freire, afirma que la retirada del servicio bancario en el pueblo «ha sido otra zancadilla más para la permanencia de la gente mayor en el medio rural, ya de por sí delicada». En este sentido añade que «la imposibilidad de administrar y retirar su propio dinero puede ser visto como un gesto antipatriótico y en contra de la España vaciada por parte de las entidades bancarias que venden compromiso social; y también un paso hacia la despersonalización de servicios indispensables. En definitiva, una traición hacia las personas que llevaron toda su vida trabajando con los bancos y contribuyendo a que de dichas entidades hayan prosperado económicamente».

Alcalde de Valderrueda
«Tenemos que juntarnos todos los alcaldes de la España vaciada y empezar a reivindicar servicios»

En Pobladura de Pelayo García hace apenas dos años había dos entidades bancarias. Primero fue Abanca quien cerró su oficina y hace unos meses lo hizo Unicaja dejando al municipio sin servicio. Según señala Luis Miguel Lozano, del supermercado de la localidad, «antes con un simple paseo podías ir a realizar las gestiones normales como sacar o ingresar dinero; ahora hay semanas que tenemos que hacer hasta cuatro o cinco viajes a Santa María del Páramo porque necesitas cambio o porque tienes mucho efectivo, con el consiguiente gasto que eso supone en combustible y tiempo. Y ahora que está tan de moda el respeto al medioambiente, eso muy bueno no es».

Además asegura que muchas clientas mayores tienen auténticas dificultades para realizar los pagos con tarjeta, «tanto que, a veces, me dan el pin para que lo meta yo en el datáfono». Incluso, «cuando alguien mayor, que no tiene hijos en el pueblo, tiene algún problema con la tarjeta he tenido que llamar yo a atención al cliente para intentar solucionárselo. Y si no es posible, pues tienen que ir a una oficina a Santa María».

Eso redunda en pérdidas para el negocio ya que, «en muchas ocasiones, cuando se acercan a Santa María del Páramo a solucionar sus problemas con los bancos acaban realizando allí parte de las compras que en condiciones normales harían aquí».

Finalmente, Lozano afirma que «incluso alguna vez he tenido que hacer de cajero automático porque algún cliente se ha quedado sin efectivo para, por ejemplo, pagar la bombona de butano».

Prioro es uno de los pueblos de la montaña oriental que carece de entidad bancaria. Antes tenían agentes colaboradores de los bancos de Caja España y Santander. «Siempre hemos dependido de Puente Almuhey. Ahora que han quitado las oficinas la gente baja a Cistierna ya que prefiere ir al propio banco o incluso a Guardo en Palencia. Otro tienen que defenderse con el móvil y el ordenador», según señala el alcalde Francisco Escanciano quien señala que la gente va mas a Cistierna ya que en Puente Almuhy ya no es oficina sino agente bancario.

Puente Almuhey tuvo Banesto, Santander, Caja España y un año la Caixa. Ya han cerrado todas las oficinas y solo queda el agente financiero de Unicaja. El alcalde de Valderrueda Esteban González lamenta la eliminación de entidades bancarias y señala que con el agente bancario de Unicaja es insuficiente ya que cuando esta personas coge días o vacaciones se quedan sin el servicio. «Se cierra la oficina y se han cerrado muchas cartillas. Tenemos que juntarnos todos los alcaldes de la España vaciada y empezar a reivindicar servicios», apunta.

El alcalde de Riaño Fernando Moreno lamenta la falta de oficinas en un momento en que Riaño está viviendo un boom turístico. Solo está una oficina de Unicaja y se abre un día a la semana y unas horas Abanca. Tanto Santander como Sabadell han cerrado. «Nos dicen que Santander está buscando un agente pero llevamos así más de un mes y ya estamos en verano. Lo que están haciendo es una clara desconexión bancaria en el mundo rural». Moreno recuerda que la primera sucursal del banco Santander en España que salió de Cantabria, fue la de Riaño, en el inicio de la expansión de este banco.

Val de San Lorenzo es un municipio situado en la comarca de la Maragatería. Cuenta a día de hoy con menos de 500 habitantes, pero en su día, y según cuenta su alcalde, Alfonso Cordero, el Ayuntamiento llegó a tener unos 1.200 habitantes, ya que engloba otros dos municipios: Lagunas de Somoza y Val de San Román.

Val de San Lorenzo es conocido a nivel nacional por su magnífica tradición artesanal textil lanar, relacionada con la confección, sobre todo, de mantas que a día de hoy, y dependiendo de su época de confección y dificultad artística, alcanzan precios muy elevados en el mercado del coleccionismo textil.

El alcalde nos cuenta que «aquí, solamente en Val de San Lorenzo, llegaron a funcionar más de cincuenta telares de confección a nivel particular y unas siete fábricas industriales textiles, dos de ellas con más de sesenta empleados cada una, trabajando incluso a turnos». Pero no sólo la industria particular e industrial textil dotaba al pueblo de un estatus de pequeña ciudad, la actividad ganadera también era importante. «Yo mismo llegué a tener 1.500 ovejas, había mucho ganado y personas que a la ganadería se dedicaban», explica Cordero.

La actividad textil actual se reduce a varios negocios particulares, tiendas donde poder comprar, los codiciados productos hechos de manera artesanal a partir de la lana, pero a nivel industrial ya casi no hay resto de esa actividad. Las fábricas cerradas, son testigos mudos de esa pasada época. El pueblo ofrece varias propuestas de ocio para turistas: su museo, un magnífico parque junto al río, varios puntos de turismo rural de categoría, hostelería, farmacia, estanco, tienda de comestibles y a todo ello se suma un consultorio médico y oficina de correos. El turismo en suma, es el principal recurso económico del pueblo.

Alcalde de Valderrueda
«Tenemos que juntarnos todos los alcaldes de la España vaciada y empezar a reivindicar servicios»

«Aquí nunca hubo ningún banco, ni ningún servicio bancario ni cajero automático. Hubo un tiempo que alguna oficina móvil o algún agente móvil venían, pero ya no. Y mira que había mucha gente y se movía, dada la industria que hubo, dinero», concreta el alcalde.

Por su parte, la alcaldesa de Murias de Paredes, Carmen Mallo, afirma que un municipio sin servicios bancarios se trata de un «territorio en peligro de muerte», y es que según la regidora omañesa este tipo de situaciones son «vergonzosas, indignantes, intolerables y moralmente indecentes». Mallo, una de las alcaldesas más beligerantes y activas en la defensa de los pueblos y de los derechos de sus vecinos, pone en evidencia que, con que este tipo de actuaciones «nadie puede hablar de desarrollo rural», recordando que ella continuará defendiendo los intereses de los vecinos de los pueblos y reiterando que este tipo de situaciones «no se pueden consentir».

Por otra parte, la regidora de Cabrillanes, Lina Freire afirma que se trata de «una vergüenza», recordando que en el mundo rural viven personas mayores que no saben realizar operaciones bancarias a través de internet, y considera que los servicios bancarios «son básicos». A su juicio, considera que «se les llena la boca hablando del mundo aunque no miran las necesidades de sus ciudadanos» porque «no conocen el mundo rural».

Información elaborada por: Armando Medina, José María Campos, Daniel Pisabarro, Vanessa Araujo, Abigail Calvo y María Carnero.

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