Diario de León

JUICIO CONTRA EL PRESUNTO INCENDIARIO DE 10.000 HECTÁREAS EN 2017

La Guardia Civil pinchó el teléfono a varios vecinos de La Cabrera ante la sospecha de que encubrían al acusado

Las contradicciones seis días después del incendio durante las pesquisas en Losadilla sembraron de interrogantes la investigación Los más cercanos al acusado habrían tratado de encubrirlo negando en su declaración haberle visto bajar del monte esa tarde      

El principal sospechoso, ayer, durante la primera jornada del juicio en la Audiencia de León. FERNANDO OTERO

El principal sospechoso, ayer, durante la primera jornada del juicio en la Audiencia de León. FERNANDO OTERO

León

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La primera jornada por el incendio que en 2017 calcinó cerca de diez mil hectáreas en La Cabrera puso ayer de manifiesto la sorprendente implicación de una parte importante de los vecinos de Losadilla para encubrir al presunto autor de los hechos, Jaime V.C., que se enfrenta a una petición de cárcel de 5 años y seis meses y 6.000 euros de multa.

Así lo pusieron de manifiesto los agentes del Seprona de la Guardia Civil encargados de la investigación del incendio, y que ayer prestaron declaración en el juicio que se prolongará hasta el jueves.

Según la versión de los agentes eran tantas las contradicciones de los vecinos de Losadilla, algunos de ellos familiares del acusado, en el momento en el que prestaron declaración días después del incendio, que solicitaron medidas de intervención telefónica (escuchas) en el círculo más próximo al principal sospecho, ante los claros indicios de que estaban intentado encubrirlo.

Lo primero que hicieron los agentes cuando el fuego les permitió acceder a la zona es comprobar que el incendio había sido intencionado, y que incluso se pudo utilizar un artefacto retardante, lo que da cierto margen para abandonar el escenario sin ser visto. Lo que sí reconocieron los agentes es que no hay «ni una sola prueba» que incrimine al acusado, ya que todas quedaron reducidas por el fuego.

Después de esas comprobaciones comenzaron con los interrogatorios de los vecinos, para lo cual instalaron una furgoneta en la plaza de pueblo. Ya en aquel momento empezaron a sospechar del acusado, ya que iba preguntando a los vecinos por sus declaraciones. «Una vez en la furgoneta nos dimos cuenta de muchos no contaban lo que sabían, y que incluso se contradecían por lo que encargamos las escuchas», explicó un agente.

Además, cuando tomaron declaración al acusado este les contó que años atrás ya había sido investigado por otro incendio en la zona, pero que no fue condenado.

La representante del ministerio fiscal aportó el dato de que cinco años antes del incendio se registraron en esa zona un total de 75 incendios, y que a partir de la detención del sospechoso y hasta la actualidad, no se ha vuelto a declarar ninguno en La Cabrera.

Durante esos días de investigación los agentes también presenciaron cómo varios de estos vecinos mantuvieron un encuentro en casa de uno de ellos, con el fin, aseguraron, de «coordinar las versiones». En este punto relataron como una de las vecinas —que es además la madre del alcalde y prima del acusado y que hoy prestará declaración—, ejerce una «fuerza enorme» sobre el resto, y «les presiona para proteger a su primo, que para ella es como un hijo».

Tan solo un vecino, un policía local que trabaja en Barcelona, se puso en contacto con un agente del Seprona, después de prestar declaración, para informar que su hija le había comentado que su novio en aquel momento, y que es familiar del acusado, decía que todos sabían que había sido él porque además el día del incendio le vieron abandonar la zona donde se produjo por el camino que da acceso a este paraje, detalle que en sus declaraciones todos ocultaron a la Guardia Civil.

Este hombre, que prestó ayer declaración por videoconferencia, relató además que días antes del incendio, en las fiestas, los propios vecinos comentaban que el «monte estaba muy cerrado por la vegetación y que era muy difícil ir a cazar».

En este punto, se recordó que el acusado es cazador y que el incendio se declaró en un coto de caza.

En la jornada de ayer prestaron declaración, también por videoconferencia, otros dos vecinos, que además son matrimonio —él es policía nacional jubilado y ella prima del acusado—. A pesar de que se ratificaron en sus declaraciones, en las que negaban haber visto al sospecho esa tarde bajar del monte 15 minutos antes de que se empezara a propagar el fuego, la fiscal les leyó la transcripción de una conversación que este testigo había mantenido con su hijo días después del incendio en la que decía que «estaba claro que había sido Jaime V.C, el de siempre», ya que además esa tarde le vieron abandonando el lugar el incendio. Tanto la fiscal, como el abogado que representa a la Junta de Castilla y León, le recriminaron no haber dado esa información «tan relevante» a la Guardia Civil, sobre todo siendo como es un policía nacional retirado.

Los agentes que ayer prestaron declaración comentaron que en las escuchas se dieron cuenta no solo de que estaban intentando encubrir al sospechos, sino que hasta justificaban lo que había hecho, ya que afirmaban que «el monte estaba muy mal y había que hacer algo».

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