Diario de León

Escuela de genios

León acoge esta semana el primer Curso de dirección de orquesta e interpretación pianística del mundo, impartido por dos maestros legendarios como Achúcarro y Aprea

NORBERTO

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M. ÁNGEL NEPOMUCENO | texto
León

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Hay proyectos que nacen con estrella y otros que por mucho que se les quiera insuflar vida no pasan de ser meros conatos, con sólo un nombre y una fecha. El que la Asociación Pianística Eutherpe ha conseguido hacer realidad para ser llevado a cabo lo largo de esta semana en León, está signado, sin ninguna duda alguna, con la palabra éxito desde su mismo nacimiento. Lograr traer a León a dos grandes maestros de la interpretación y de la dirección de la talla de Joaquín Achúcarro y Bruno Aprea junto a una orquesta de primera fila como es la Sinfónica Extremadura con su titular Jesús Amigo al frente, no cabe duda de que es un logro, que con voluntad, conocimientos, fe y sobre todo mucho trabajo se consigue a la larga. Pero lo que ya no es tan fácil de conseguir es hacer creíble ese proyecto, darle forma y por supuesto saber venderlo a las instituciones, patrocinadores y firmas privadas, con la misma ilusión con la que se ha concebido. Margarita Morais lo ha hecho y ha conseguido que León sea por primera vez la sede de un Curso único en el mundo en el que la dirección de orquesta y la interpretación pianística dedicadas a jóvenes profesionales que han acabado sus carreras y necesitan esa experiencia, sea una empresa pionera de los más dignos elogios. Como señaló el concejal de cultura Alejandro Valderas en el acto de presentación: «A Margarita se le conceden las ayudas que hagan falta porque ella nunca engaña cuando pide dinero. Sabemos y comprobamos muy bien a donde va destinado y el uso que se hace de él y en el caso de ella ese uso está destinado a iniciativas como esta que al contrario de otras propuestas parecidas no necesitan más aval que el de su palabra». Pero no todo es tan fácil como se presenta. Cuando surge y se muestra parece sencillo, pero detrás hay una labor callada y continuada de ir buscando lo útil sin caer en el orgullo, de creer en lo que se busca y en hacerlo contagioso a los demás. «No es fácil, dice Margarita, vender empresas como esta, pero si crees en ellas, cuentas con las ayudas personales como las que yo tengo en Marisa y Natalia y el apoyo de los socios de la Fundación Eutherpe, entonces la idea no es tan descabellada como en un principio puede parecer. Sólo requiere honestidad, muchas horas de trabajo, saber lo que los jóvenes y la sociedad musical necesita y dárselo sin ataduras, ni limitaciones. Para ello es necesario tener contactos con personas que sabes te van a responder en cuanto les llames porque ellas también creen en el proyecto y nunca te van a fallar. Si además esas personas llevan los nombres de Bruno Aprea, Joaquín Achúcarro, Jesús Amigo, José Luis Turina o la Orquesta Sinfónica de Extremadura, entonces ya tienes los pilares para levantar esa catedral a la pedagogía musical en definitiva que no es otra cosa que la persigue este Curso que se está desarrollando». El lema de la Fundación Eutherpe que se creó en 1999 reza que se fundó con el fin principal de favorecer la especialización musical y la participación de los jóvenes en conciertos en los inicios de su carrera profesional. De esta manera Eutherpe pone a disposición de los estudiantes un conjunto de reconocidos maestros y medios que les permitan desarrollar sus cualidades como músicos, procurando que la falta de recursos no sea un obstáculo para ellos. Con su colaboración contribuirá a la formación de los futuros profesionales de la música, quienes a su vez habrán de contribuir a equilibrar el progreso social en sus aspectos artísticos y técnicos. Con estas premisas comenzó su andadura y es el día de hoy, que con un lustro de vida la Fundación ya goza de un prestigio nacional e internacional reconocido. Pero hay algo especial que hace de esta asociación un poderoso puntal dentro de la vida cultural leonesa y es su vinculación, bajo todos los aspectos, con la ciudad. En estos pocos años le han surgido muchos novios a esta entidad, especialmente catalanes, vallisoletanos y valencianos, incluso alguno más allá de los Pirineos, pero su fundadora permanece fiel a sus principios de que Eutherpe sea una entidad con raíces leonesas, porque en definitiva es donde nació, se desarrolla y crece cada año, «y donde contamos con nuestros amigos que día a día nos apoyan con sus entusiasmo, su dedicación y su presencia», señala Margarita. Dos maestros y un solo fin A lo largo de toda esta semana el Curso de interpretación pianística y dirección de orquesta se está desarrollando con mayor éxito del esperado y tanto el auditorio de Caja España lugar donde Joaquín Achúcarro inició el pasado día 8 a las 9.30 sus clases magistrales a los pianistas que han sido seleccionados en la modalidad de activos con la asistencia del pianista acompañante: Antonio Moreno. Las clases prosiguieron en las mañanas de los días 9 y 10, mientras las tardes quedaban íntegramente para el maestro Bruno Aprea quien impartió sus clases en colaboración con los pianistas que interpretaron en el curso los conciertos que en él se trabajaban, asistidos por el pianista acompañante, Antonio Moreno. Al finalizar esta primera fase del Curso, ambos maestros seleccionaron de entre los numerosos alumnos activos que se habían inscrito, a aquellos que trabajarán con la orquesta los días 11 y 12. «El nivel es magnífico, dice Achúcarro, y eso siempre conforta y estimula además trabajar así es lo más gratificante para cualquier profesor. Si a ello le unimos un factor importante como es el que viven la música las veinticuatro horas del día entonces debemos felicitarnos todos porque el éxito está asegurado. No siempre es fácil para un alumno que termina el poder trabajar con orquesta y mucho menos con una orquesta como la de Extremadura que tiene un nivel magnífico y lo se porque he tocado con ella varias veces. La dirige un excelente maestro como es Jesús Amigo y sus producciones son de primera. Claro está, continúa diciendo el maestro bilbaíno, nada de todo este proyecto hubiera sido viable sin Margarita. Ella es como el rey Midas todo lo que toca lo convierte en oro». Para Bruno Aprea todo funciona de maravilla, las salas, los ensayos, los alumnos tanto activos como oyentes y, sonríe, cuando dice: «es como estar en casa todo el día. Me siento igual que en Roma con mis alumnos. Tengo que decir que esto que se está llevando a cabo en León es una iniciativa única, de la que muchos países y muchas instituciones van a tomar ejemplo porque nunca antes, jamás, se había hecho una cosa igual. Lo más estimulante de este curso para los alumnos es como ellos se tienen que adaptar a las ideas de un concierto, bien en el caso de ser intérpretes o cómo los directores se tiene que adaptar a las de los alumnos a la hora de ser ellos quienes les conduzcan en los conciertos. Esto da tal flexibilidad, tal confianza al alumno que posteriormente estarán preparados para enfrentarse solos a los grandes retos de la dirección bien con solistas o como únicos protagonistas del mismo. Igual les sucederá a los pianistas. Verán cómo trabajar con una orquesta es algo que nunca han experimentado y que requiere una gran formación tanto estética, como estilística, e interpretativa, que de ninguna otra forma van a poder aprender no siendo en cursos como este que no había hasta ahora». La ciudad bulle en música y tanto las mañanas como las tardes están ahítas de estudiantes que van y vienen a las diferentes sedes o acuden al Auditorio Ciudad de León para interpretar o escuchar uno de esos grandiosos conciertos que sus maestros les han elegido y que jamás habían soñado con tocar acompañados con una gran orquestas a las órdenes de dos auténticos mitos del teclado y de la dirección como Aprea y Achúcarro. Para el público y el aficionado en general se presenta la oportunidad no sólo de escuchar el Concierto para Piano y Orquesta Nº 20 en Re menor KV 466 de Mozart, el concierto para Piano y Orquesta Nº 4 en Sol Mayor Op. 58 de Beethoven o el Op. 54 de R. Schuman, el nº 2 en Fa menor de Chopin , el Op 21 de Grieg, o el famoso, op. 16 de Ravel, sino también la de descubrir entre esas decenas de alumnos a los futuros maestros de mañana. Labor callada Jesús Amigo, tiene en esta empresa una presencia callada y activa. El es quien ha preparado a la Orquesta de Extremadura, su orquesta, y quien conoce a la perfección los recursos que se la pueden pedir y la tremenda responsabilidad que representa hacerla funcionar ante intérpretes noveles a los que debe ceder la batuta para que ese mecanismo casi de relojería que es una orquesta sinfónica responda a las indicaciones de un muchacho que jamás se ha subido a un podio para dirigir. «Es todo un reto, manifiesta Amigo, no sólo para la orquesta sino para mi que se como funciona con sus defectos y sus virtudes y que ahora, ante un muchacho inexperto debe sonar lo mejor que pueda. Ahí también está la tarea de Bruno Aprea. A él se le deberá el que estos jóvenes entiendan la filosofía de una formación de esta índole, de cómo deben responder a los distintos desajustes que se vayan presentando a lo largo del concierto, donde y a qué sección o instrumento deben corregir y cómo deben hacerlo. Cómo deben atender a las entradas del solista, cómo mantener los planos dinámicos en un nivel equilibrado para no sepultar al intérprete o donde darle fuelle para que exponga el tema, exprese la frase, o encuentre el rubato apropiado. Todo esto es la labor de un maestro, pero no la de un maestro cualquiera sino la de un perfecto conocedor de todos los recursos de una orquesta a la que además de entenderla, la escucha, la otorga sus enseñanzas o indicaciones y las sabe luego extraer para que el solista y el público encuentren todo en perfecto orden, sin cambios bruscos, ni se vea el taller del maestro». 1397124194

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