Diario de León

EL CRIMEN DE ISABEL CARRASCO

La clase política y cientos de ciudadanos despiden a Isabel Carrasco en ‘su casa’

La capilla ardiente se abrió a las 11.30 horas y no se cerró hasta que el féretro salió hacia la Catedral

El presidente Mariano Rajoy encabeza la comitiva popular camino hacia la sede del PP en el Paseo de Salamanca donde le aguardaban cargos leoneses

El presidente Mariano Rajoy encabeza la comitiva popular camino hacia la sede del PP en el Paseo de Salamanca donde le aguardaban cargos leoneses

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Regresó al Palacio de los Guzmanes para la despedida. Seis horas y media en la institución que dirigió durante casi siete años y donde el 18 de julio de 2007 se convirtió en la primera mujer al frente de la Diputación de León. El féretro de Isabel Carrasco llegó allí a las 11.23. En la puerta principal, le aguardaban sus compañeros de las dos corporaciones a las que pertenecía: la que presidió y el Ayuntamiento de la capital.

Un silencio respetuoso y una emoción ya desbordada recibió el cuerpo sin vida de la presidenta, con ella llegaba su hija Loreto, arropada por sus tres tías abriendo el cortejo de familiares. También la pareja de Carrasco, Jesús, y los amigos más cercanos. «Ay mamá, mamá», Loreto lloraba sin consuelo y repetía una y otra vez el lamento por su madre.

El portavoz del equipo de gobierno de la Diputación, Jaime González, inició con su abrazo la larga fila de pésames de los compañeros de corporación. Seis de ellos, los tres vicepresidentes (Marcos Martínez Barazón, Francisco Lupicinio Rodrigo y José Antonio Velasco) y los diputados Raúl Valcárcel, José Manuel Moro y el propio Jaime portaron el féretro hasta el salón de plenos, lugar de la capilla ardiente, donde hasta minutos antes de las 18.00 horas pasaron cientos de leoneses.

El personal de la Diputación había dejado prácticamente preparada la zona de duelo la noche anterior, aunque desde las 7.30 horas volvieron a repasarse los detalles para concluir todos los preparativos. Los primeros en llegar, diputados, también el alcalde y varios concejales que iban y venían.

Mientras, decenas de coronas comenzaron a ser repartidas por la galería y el patio del Palacio de los Guzmanes en un reguero incesante de repartos. El área comenzó a acordonarse hacia las ocho y todos los medios, platós móviles y vehículos con parabólicas tomaban posiciones. Los primeros curiosos se agolpaban tras las vallas.

Ya con el féretro en el salón de plenos, comenzó el desfile de altos cargos del PP anticipando la inminente llegada de Mariano Rajoy. María Dolores de Cospedal, Esteban González Pons, consejeros de la Junta... También se acercaron el número tres del PSOE, Óscar López, acompañado por los responsables de los socialistas leoneses.

Vuelta de las corporaciones y el resto de las autoridades a la puerta principal del Palacio de los Guzmanes, llegaba el presidente del PP y del Gobierno.

Eran las 11.49 horas. Vino con el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, a su vera. Se fundió en un abrazó con el alcalde de la capital, Emilio Gutiérrez, y el ahora presidente en funciones de la Diputación, Marcos Martínez Barazón. Saludos, pésames y últimos comentarios discretos de Cospedal a su jefe de filas antes de iniciar el momento de silencio.

Estaba previsto un minuto, fueron diez. El propio Rajoy pidió la hora antes de dar por concluido este emotivo homenaje, bajo las banderas a media asta de la institución provincial. Antes de finalizar se incorporó al grupo de forma apresurada el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, acababa de llegar de Galicia. También el obispo de León, Julián López, se sumó a la cabeza de la comitiva. Medios de todo el país recogían la instantánea del grupo al pie de la Diputación.

Un largo aplauso rompió el silencio. Rajoy concluyó saludos y antes de las 12.05 se encaminó hacia el salón de plenos. Allí permaneció durante algo más de hora. Loreto recibió su primer abrazo ante el féretro de Isabel Carrasco. «Ay, mamá, mamá», repetía la joven. Rajoy le transmitió el cariño y la amistad que le unían a su madre con palabras de ánimo.

Después, el presidente se reunió con los diputados en la sala de prensa del Palacio de los Guzmanes. Recordó a todos la estrecha relación que le unía con la presidenta del PP leonés, a la que elogió su capacidad de trabajo e inteligencia. Rememoró anécdotas con ella, ironizó sobre su carácter y recuperó los tiempos en los que él mismo fue presidente de la Diputación de Pontevedra, cargo que inició su larga trayectoria política.

Comentó ante los diputados provinciales que no encontraba «explicación» para el crimen de Isabel Carrasco y animó a todos a seguir juntos trabajando por la institución y los leoneses. Rajoy pidió a todos que permanecieran unidos y que ahora no era momento de pensar en colores políticos, invitando a superar cualquier tipo de discrepancia.

Más aplausos cuando el presidente del Gobierno abandonó la Diputación. Llegaba el momento de atender a la prensa, agolpada tras el vallado de seguridad a la espera de las palabras del jefe de filas del PP. Durante prácticamente dos minutos habló de Isabel Carrasco y del crimen que acabó el lunes por la tarde con su vida. «Un acto cruel, inútil y absurdo».

Definió a la presidenta como «muy competente, tenaz, trabajadora e inteligente, que dedicó su vida a la política» y la atribuyó una gran generosidad en su entrega a las siglas del PP. «Tengo que decir que a mí siempre me ayudó y estuvo ahí y me apoyó en los momentos difíciles».

Tras la marcha del presidente y una larga comitiva de cargos, quedó abierta la capilla ardiente al público. Una larga cola esperaba impaciente el momento. Eran las 13.20 horas. La hija, Loreto, salió poco después acompañada de los más allegados para tomar un tentempié en la plaza de San Marcelo.

Y seguían llegando decenas de coronas, los medios apresuraban sus crónicas y continuaban de guardia ante nuevas visitas. Con la hora de comer, las colas comenzaron a ser más fluidas. Antes de las tres acudía la ministra de Sanidad, Ana Mato, Loreto seguía en el salón de plenos. Ya por la tarde, el ex presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, acudió a expresar sus condolencias.

Pocos minutos antes de las seis, el féretro abandonaba el Palacio de los Guzmanes camino de la Catedral para el adiós a Isabel Carrasco. La Diputación despedía a su presidenta.

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