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Muere Manuel Marín, expresidente del Congreso y 'padre' de los Erasmus

El exdirigente del PSOE, de 68 años, presidía la Fundación Iberdrola España

Manuel Marín

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EFE

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El expresidente del Congreso de los Diputados Manuel Marín ha fallecido hoy en Madrid a los 68 años de edad tras una larga enfermedad, ha informado hoy la Fundación Iberdrola España, de la que era presidente.

Marín, que fue también vicepresidente de la Comisión Europea (CE), presidía la Fundación Iberdrola España desde 2008. Manuel Marín tuvo un papel relevante en la firma del Tratado de Adhesión de España a las Comunidades Europeas en 1985 como secretario de Estado.

El tesón europeísta de Manuel Marín hizo posible un gran paso en la integración continental: el programa de movilidad de estudiantes universitarios Erasmus, creado en 1987, que logró sacar adelante pese a la oposición del Reino Unido y Francia.

Marín está considerado como el "padre" de este programa, creado el 15 de junio de 1987, y que significó un "salto de gigante" contra el "aislamiento" académico pues facilitaba que los alumnos cursaran parte de los estudios superiores en otros países europeos con garantías de que esa formación sería convalida por las universidades de origen. En estos 30 años, 3,3 millones de europeos han ampliado estudios y experiencias en otros países de la UE.

Erasmus, que fue Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional en 2004, se destina ahora a jóvenes de entre 13 y 30 años y concede becas para formación escolar, profesional, universitaria, adulta y hasta deportiva. España es el país que más erasmus envía fuera cada año, pero también el que el más recibe, en torno a 40.000 en ambos casos.

El Colegio de Europa reconoció en 2006, a iniciativa de la asociación de alumnos, su promoción de los valores comunitarios a través del programa Erasmus. En una ceremonia celebrada en el Parlamento Europeo, la prestigiosa institución concedió el premio "Alumno del Año" a Marín y a otros dos ex alumnos del centro, los belgas Bernardette Costers y Francois Vandamme, por el decisivo impulso que los tres dieron a la iniciativa universitaria.

"Sobre él recayó la difícil tarea de concluir las negociaciones del programa", explica un comunicado de la institución, que recuerda las maniobras que Marín debió llevar a cabo para lograr que el Consejo aprobara la iniciativa en diciembre de 1986, lo que permitió que comenzara a funcionar seis meses más tarde.

El Colegio de Europa reconocía así la fundamental labor desarrollada por Marín, vicepresidente del Ejecutivo comunitario y responsable de Educación en la época en que concluyeron las negociaciones finales y se aprobó la iniciativa Erasmus.

Marín recordó más de una vez las dificultades con que nació un programa que ponía fin a la "falta de convalidación de estudios", ya que, hasta entonces, el sistema de convalidación de formación superior era entre los diferentes Estados europeos.

"No había en ocasiones muchas posibilidades, cuando volvías a tu país de origen, de convalidar los créditos académicos o los títulos que habías obtenido en el extranjero aunque fuera un país de la UE", explicaba el promotor de un proyecto que fue muy bien acogido por las Universidades, "pero con enormes reticencias por algunos gobiernos de los Estados miembros". De hecho, Marín tuvo que retirar el proyecto, "para que no se pervirtiera", pues la Presidencia comunitaria británica "no estaba interesada nada en que surgiera este programa" y los franceses "tampoco lo querían" porque entendían que la educación y la cultura eran políticas nacionales.

Alguna vez explicó que uno de sus mayores orgullos era comprobar que un proyecto que tuvo que enfrentarse a la oposición de la ex primera ministra británica Margaret Thacher sea hoy una realidad que aprovecha y enriquece a decenas de miles de universitarios europeos. 

Se trataba de ceder la autonomía a la universidad, un ámbito en el que los ministros de Educación eran los que controlaban, incluso en algunos países, hasta los nombramientos de los rectores. Parecía un reto insuperable que se aceptara el principio de la autonomía universitaria, para que las universidades establecieran su propio camino, así como el mantenimiento del principio de la reciprocidad internacional en la validación de los títulos y reconocimiento de diplomas por las universidades, "un disparate" para los ministros.

"Del Erasmus tengo un recuerdo imborrable y satisfacción de haber hecho un buen trabajo, no puedo decir lo mismo de todo lo que hice", confesó Marín.

Entre las vicisitudes para su aprobación y las dificultades que Francia y Reino Unido le tendían a su propuesta como comisario, Marín destacaba la noche en la que los ministros de Educación de la UE le hicieron "la envolvente" y querían aprobar el programa y con elogios, pero vaciando su principal contenido de intercambio de estudiantes, y su presupuesto. Pero llamó al entonces presidente de la Comisión, Jacques Delors, y decidieron retirar la propuesta, siendo la primera vez en la historia que la Comisión retiraba una iniciativa en el Consejo de Ministros.

Un año más tarde, tras el paso por la Corte de Justicia Europea, cambios de gobierno en algunos países y otras circunstancias variadas, el programa Erasmus fue aprobado, con la intención de conseguir "universitarios cosmopolitas y con una visión generosa del mundo", decía Marín.

El pasado 9 de noviembre, las hijas de Marín representaban a su padre en la Universidad de Salamanca en la ceremonia de entrega del doctorado honoris causa a su padre, reconocido por ese legado a los jóvenes europeos que representa el Erasmus y que, treinta años después de su puesta en marcha, sigue vigente y, como el decía, "está íntimamente asociado con la idea de la integración europea" y es "el ejemplo de la buena Europa".

Nacido en Ciudad Real el 21 de octubre de 1949, era licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, especialista en Derecho Europeo en la Universidad de Nancy (Francia) y diplomado en Altos Estudios Europeos en el Colegio de Europa de Brujas (Bélgica). Afiliado al PSOE en 1974, trabajó en el departamento de Relaciones Internacionales y fue coordinador de la Secretaría Federal de la organización.

Elegido diputado en 1977 por Ciudad Real, fue el parlamentario más joven de la Cámara, con 27 años, y fue reelegido por el mismo partido y circunscripción en 1979 y 1982. Tras el triunfo del PSOE en las legislativas de 1982, fue nombrado secretario de Estado para las Relaciones con la Comunidad Europea. Desde ese puesto llevó las negociaciones para la incorporación de España en la Comunidad Económica Europea (CEE), que culminaron con la firma del Tratado de Adhesión el 12 de junio de 1985.

Abandonó la Secretaría de Estado en octubre de 1985, al ser nombrado comisario de España ante la CEE. A partir del 1 de enero de 1986 ejerció las funciones de vicepresidente de la Comisión Europea y comisario encargado de Asuntos Sociales y Educación y Empleo, cargo desde el que creó e impulsó el Programa Erasmus, de intercambio y apoyo de estudiantes.

El 6 de enero de 1989 fue nombrado comisario de Pesca y de Política de Cooperación para el Desarrollo en la Comisión presidida por Jacques Delors. El 1 de enero de 1993 cesó en este cargo y pasó a ocuparse hasta 1995 de la Comisaría de Cooperación y Desarrollo, un trabajo que compatibilizó con una de las seis vicepresidencias de la CE, que llevaba ocupando desde enero de 1986.

Tras la entrada en vigor del Tratado de Maastricht en 1993, fue elegido su vicepresidente primero en diciembre de ese año. En aquella Comisión Europea fue vicepresidente y responsable de las relaciones de la UE con América Latina, Asia, el Mediterráneo sur y Oriente Próximo y Medio entre 1995 y 1999.

En septiembre de 1999 regresó a España y se incorporó como profesor a la Universidad de Carlos III de Madrid. Sin embargo, abandonó la docencia tras volver a ser elegido diputado por Ciudad Real en los comicios de marzo 2000 y regresó al Congreso después de una ausencia de casi quince años.

En esa VII Legislatura fue portavoz socialista en la Comisión de Asuntos Exteriores y vocal en la Comisión Mixta para la UE.

Reelegido diputado en marzo de 2004, poco después, el 2 de abril, fue elegido presidente del Congreso, renunciando al cargo de secretario de Política Internacional de PSOE, que ocupaba desde enero de 2003.

A lo largo de esa legislatura encabezó tensos debates sobre terrorismo, el proceso judicial y parlamentario del 11M, las reformas de los estatutos de autonomía o las infraestructuras afectadas por el AVE en Cataluña. No pudo cumplir su compromiso de reformar el Reglamento del Congreso.

El 15 de noviembre de 2007 anunció que abandonaba la "primera línea" de la actividad política y adelantó que se dedicaría a luchar contra el cambio climático en el ámbito universitario. En abril de 2008 se incorporó a la Universidad de Alcalá (Madrid) como profesor de Derecho Constitucional. El 22 de julio de este año fue nombrado además presidente de la Fundación Iberdrola.

Estaba en posesión de la Gran Cruz de Isabel la Católica, de la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio y de la Gran Cruz de Carlos III, entre otras condecoraciones.

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