Diario de León

patrimonio natural

El tapiz de la Cordillera

Turismo gran reserva.La Cordillera Cantábrica acoge la mayor extensión de Reservas de la Biosfera de España. En esta sucesión de montañas se ubican las denominaciones que la Unesco ha concedido a León y que suman 329.464 hectáreas, en las que el ecosistema y los pobladores conviven en perfecto equilibrio. Y son focos de atracción turística para los amantes del patrimonio natural. ?? por nuria gonzález

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León

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No son simples zonas protegidas y son mucho más que espacios naturales. En ellos se fusionan a la perfección el equilibrio entre la vida de sus pobladores y la naturaleza. Buena costumbre que, con el paso de los años, ha llevado a declararlas Reserva de la Biosfera por parte de la Unesco.

En la provincia de León, este galardón lo ostentan con orgullo siete zonas. Las primeras en sumarse a esta protección fueron el Valle de Laciana y Picos de Europa, en el año 2003; un año después lograría este reconocimiento Babia; en el 2005 los espacios afortunados fueron Alto Bernesga, Omaña y Luna y Los Argüellos y, finalmente, la zona denominada Los Ancares es Reserva de la Biosfera desde el año 2006. Un título importante no sólo porque ensalza el valor natural de estas zonas sino porque en torno a ella surge una oferta turística cada vez más demandada y cada vez más creciente, lo que ayuda a la revitalización de estas zonas rurales.

Unos espacios donde prima la biodiversidad y cuya denominación ha abierto al mundo este patrimonio natural que abarca un total de 329.464 hectáreas.

Se da la circunstancia de que las zonas catalogadas como Reserva de la Biosfera se ubican en la Cordillera Cantábrica que recorre el norte de la provincia leonesa y que suma así la mayor concentración de espacios naturales de la Unesco en los que la fragilidad del ecosistema pervive al amparo de las montañas dónde residen especies en peligro de extinción.

Un recorrido sosegado por estos parajes permite comprobar cómo se ha comportado la naturaleza con el paso del tiempo. Así, la montaña cantábrica ha sido objeto de la erosión química del agua en los terrenos calizos; evidencia la existencia de glaciares en algunos valles símbolo de nieves perpetuas que dibujaban el paisaje; también es fácil observar los yacimientos paleontológicos; o las masas forestales que, a modo de tapices, cubren valles y montañas.

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