Diario de León

LEÓN ■ DESTINOS

Los robles que dejó la Armada Invencible

Están en mitad de una dehesa salpicada de robles. Decenas. Un bosque de rebollos que tiene cinco con nombre propio. Monumentales, milenarios, de troncos inmensos que necesitan cinco hombres para abarcarlos. Es La Cota, el gran bosque de Almanza. Un lugar donde la naturaleza tiene historia.

Vista a vuelo de dron del rebollar de Almanza.

Vista a vuelo de dron del rebollar de Almanza.

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Sobrevivieron a la Armada Invencible. Nadie sabe muy bien por qué, pero los cinco inmensos robles milenarios de Almanza no se convirtieron en navíos para la más ambiciosa aventura marítima de España. Cuentan que de Burón para abajo, no quedó nada en pie, que los quercus fueron talados y conducidos a los astilleros para ser transformados en 127 naves agrupadas en 10 escuadras y una flotilla de avituallamiento de 10 carabelas y 7 falúas al servicio de la corona española. Madera de tierra adentro y bosques de paz para hacer la guerra en la mar.

Nadie sabe por qué siguen ahí, presidiendo majestuosos la extraordinaria dehesa de Almanza. Cinco rebollos gigantescos que se camuflan en un extenso robledal al cobijo de otros ejemplares centenarios que, por decenas, toman La Cota, un espacio natural que es territorio de hombres, patos, garzas, lobos y osos.

Visto desde el cielo, es un monte salpicado de árboles. Un lugar de privilegio. En la tierra, se alzan gigantes los árboles. Tanto, que ni cinco hombres son suficientes para abrazar sus troncos.

Tienen nombre. Y mucha historia detrás. El roble Jatero, por ejemplo, vacío en su interior, servió de refugio para poner a salvo del lobo a los jatos cuando La Cota era zona de pasto y medio de vida para el pueblo. O El Mayoral, que basta ponerse bajo su sombra para comprender la dimensión del nombre. O el roblón doble. O el Tumbao. O el rebollo en el que los niños de Almanza sigue colocando todavía ahora un belén en Navidad.

Se tiñe el robledal de mil colores, mil verdes en primavera y todos los ocres cuando vence el estío. No se escucha nada, más que la naturaleza, en un puñado de kilómetros a la redonda. Y aunque no se vea, los otros habitantes del bosque están ahí, entre las sombras, dejando sus huellas sobre la nieve, bebiendo el agua fresca de la laguna natural que nunca se había secado hasta este año.

Una ruta circular de cinco kilómetros lleva desde Almanza, a pie o en bici, hasta este paisaje de árboles monumentales. El bosque emblemático de La Cota. El lugar en el que cinco roblones vencieron a la Armada Invencible.

Robles monumentales de La Cota, un espacio natural protegido de Almanza que tiene cinco rebollos con más de 800 años y decenas de varios siglos. En la otra página, vista a vuelo de dron del bosque, que tiene una laguna natural en su interior y ha sido declarado parte del Territorio Oso. Se puede recorrer a pie o en bici por una ruta circular perfectamente señalizada y homologada que parte del centro de Almanza. (Más información: vivealmanza.es). FOTOS: MARCIANO PÉREZ Y Waypoint-Rpa’s

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