Diario de León

LA VELETA

El hastío del sentido común

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VICTORIA LAFORA
León

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Ha tenido que ser un político con «finezza» vaticana y con trienios de parlamentarismo, como Durán Lleida, el que le recuerde a Rajoy que la apelación al sentido común y el no hacer nada pueden devenir en grave enfrentamiento. Durán, que mantiene un pulso con sus socios convergentes en contra de la deriva independentista, ha advertido a Rajoy que si no es capaz como presidente del Gobierno de hallar una respuesta política al problema, se va a encontrar con una declaración unilateral de independencia votada en el Parlament de Cataluña.

Es decir, le ha recordado que su natural y reiterada tendencia a dejar que las cosas se pudran o a que el tiempo resuelva lo que el mismo no quiere afrontar, en este caso no sirve. Desde el conocimiento de la realidad social catalana y de las luchas de poder, que en este momento se libran en el seno de la Generalitat entre Artur Mas y su socio privilegiado de ERC, Oriol Junqueras, su diagnóstico no debería caer en saco roto.

Pero Mariano Rajoy, inasequible al desaliento, ha vuelto a desaprovechar la oportunidad para hacer política y, una vez más, ha apelado al sentido común, el menos común de los sentidos y que de tanto repetirlo comienza a suscitar hastío. Lamentablemente, frente a uno de los retos más importantes que ha tenido el Estado desde la recuperación de la democracia, no se puede apelar exclusivamente a un sentido tan primario que sirve igual para hacer una tortilla que para declarar la guerra. El siglo XXI y sus derroteros necesitan de inteligencia, capacidad de decisión, eficacia, habilidad política, saber anticiparse a los acontecimientos y todas aquellas características que conforman el liderazgo.

Como si estuviera en otro tiempo y lugar, Rajoy ha pretendido tranquilizar a Duran, y se supone que al resto de los españoles, con la entrañable frase de que su agenda para Cataluña es seguir trabajando para «mantener los lazos afectivos, históricos y sociales».

Y, mientras estos sucede en el Congreso Artur Mas continua con su eficaz campaña de agravios y afrentas buscando una salida personal al callejón independentista, donde se metió hace algo más de un año empujado por un sector de su partido Convergencia, para que los ciudadanos de Cataluña se olvidaran de los graves recortes sociales que están padeciendo. No por el «robo» de Madrid, sino por la mala gestión de su Gobierno que prefiere seguir subvencionando a TV3 (para que secunde sus campañas) y recortar en Sanidad y Educación. Como colofón a tanto dislate falta mencionar la inestimable «ayuda», para empeorar la situación, del inefable Montoro, quien primero desautorizó con desdén a la presidenta del PP catalán cuando vino a Madrid con una propuesta, y ahora le ha venido a decir al president que se calle y que gobierne, que no hay dinero. Ese es el esfuerzo que están haciendo para mantener los «lazos afectivos».

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