El corazón no olvida
El corazón recuerda con más nitidez que la memoria, pues estaba allí He estado recorriendo la excelente exposición Diario de León: 110 años de verdad a través de su objetivo, que puede verse en Botines. Está comisariada por Ramiro J. López, con precisos textos de Camino Gallego. No es una historia de las noticias más importantes, aunque aparezcan, sino de éstas a través de sus fotógrafos, desde los bisabuelos de la imagen periodística hasta sus actuales bisnietos. El periódico lleva ya mucha mili encima, mucha garita. Sin duda, será uno de los éxitos del año. En uno de los paneles, me topo con una imagen del equipo de la redacción de Lucas de Tuy, a la que generacionalmente pertenezco y donde algunos tuvimos nuestro big bang profesional. ¿Cómo pasa el tiempo? Más de tres décadas después de esa imagen, todos y todas estamos igual en lo que importa. Vale, un colesterol por allí, un lumbago por allá, éste tiene canas y aquel entradillas. Pero, menudencias aparte, estamos tal fuimos. Y si Dios quiere, tal como estaremos. Precisamente, el domingo celebramos una comida de hermandad quienes compartimos aquella redacción, con un recuerdo hacia quienes nos dejaron demasiado pronto. A las personas que quieres las percibes detenidas en un tiempo concreto. Y no por nostalgia, sino porque, en efecto, el corazón también recuerda.
Debajo de la imagen del equipo de Lucas de Tuy, otra —enorme— en la que vemos al entonces alcalde de León, Díaz Villarig, salir del Ayuntamiento de León entre abucheos agresivos y bajo la protección policial. Bochornosa mancha en nuestra memoria colectiva que, en cambio, en la víctima nunca ha actuado como trauma paralizante o anhelo de venganza. En algunas personas, el olvido actúa como memoria selectiva. En definitiva, como destello de voluntad.
Y sí, el corazón tiene su propia memoria. El otro día mi mujer me dijo: «Ya llevamos más años juntos que separados». Una hermosa forma de expresar nuestra cronología. También llevo más años escribiendo esta columna que sin escribirla. No se pierdan esta emocionante exposición, regalo del periódico a sus lectores. Se encontrarán en ella rejuvenecidos por el paso del tiempo. Es decir, tal como eran, son y serán.