Adiós, Babieca
Pedro García Trapiello
CORNADA DE LOBO | El Cid, por ejemplo, ya no huele a mito, a gran gesta ni a epopeya matamoros o de honores mancillados. Ahora huele a mercenario, a señor de la guerra y ambicioso soldado de fortuna en busca de un principado que le disimulara la ausencia de mayor nobleza en su cuna