Diario de León

LEONESES POR EL MUNDO. WUPPERTAL | Rosario Bravo. bancaria en una caja de ahorros y trabajadora social en mujeres católicas

«A los españoles se les ve fiables y muy trabajadores»

Con siete años se fue a Alemania con sus padres y aunque ha pasado mucho tiempo aprovecha cada oportunidad para volver a León. Trabaja en una caja alemana donde asesora a muchos españoles.

Rosario, delante de la casa  en donde vivía Friedrich Engels en Wuppertal.

Rosario, delante de la casa en donde vivía Friedrich Engels en Wuppertal.

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F. Castro | León
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El banco le negó un crédito para renovar su zapatería en León y tuvo que emigrar a Alemania. Parece un episodio que podría ocurrir hoy mismo pero en realidad pasó hace 50 años al padre de la protagonista de esta historia de Leoneses por el Mundo en lo que supone una auténtica prueba de que las cosas no son tan distintas aunque el tiempo pase.

María del Rosario Fernández Bravo se fue con siete años con sus padres y su hermana a Wuppertal (Alemania). Allí estudió en dos escuelas para conseguir el bachillerato y «después de diferentes aprendizajes» empezó a trabajar en el año 1980 en la Caja de Ahorros de esta ciudad germana, donde se ocupaba del asesoramiento a los clientes españoles e italianos. «Cuando cerraron este departamento estudié Trabajos Sociales y ahora trabajo como bancaria en la Caja de Ahorros y además en el servicio social de mujeres católicas donde asesoro a muchos españoles y españolas», explica Rosario.

Esta leonesa acude con frecuencia a León, concretamente al barrio de Puente Castro, donde residen sus padres desde que regresaron de Alemania: «Me encanta volver a ver a mi gente, mis padres, tíos y tías, a los conocidos, la iglesia evangélica, me gusta pasear por el Rastro, por Papalaguinda y por las diferentes y acogedoras plazas y por supuesto por los alrededores de la ciudad».

Rosario está casada con un alemán —que se crió en España— y tiene dos hijos —Cristina y Esteban— que son precisamente la razón que más le ata a Alemania ya que son mayores y tienen su vida formada en este país centroeuropeo: «Me gustaría por supuesto volver a León pero en la actualidad mis hijos me necesitan aquí tanto como los necesito yo a ellos».

Sobre su vida en Alemania destaca la buena imagen que se tiene de los españoles en este país: «De los emigrantes aquí en Alemania los que tienen buena fama son los españoles. Se les ve fiables y muy trabajadores —tanto la generación de mis padres como los de ahora—».

Como buena conocedora de las dos sociedades entre las que ha vivido 57 años asegura que existen muchas diferencias: «La gente aquí —en comparación con España— es menos emocional y más racional, lo que provoca que aquí es más difícil entablar amistades. Además aquí se convive con muchas otras nacionalidades, culturas y religiones —turcos, polacos, italianos, rusos, etc...—».

Y sobre el clima destaca que no sólo es cuestión de diferencia de temperatura: «Aquí hace mucho más frío y el invierno es demasiado largo pero lo que echo en falta en realidad es el calor humano, a mi familia, el ambiente... y la comida casera leonesa».

«Cada vez que me despido de León me entra como una amargura y una pena... aunque por otra parte sé que en Alemania me esperan mis hijos, a los que les hará mucha ilusión que les lleve cecina, salchichón, morcillas frescas, queso manchego... y mi trabajo», comenta Rosario Bravo.

Y es que los productos de León han marcado su vida. «Cuando éramos niñas mi padre nos hacía bocadillos para la escuela a la manera de un pueblo español: dos zoquetes gordísimos de pan con una gordísima loncha de jamón envuelto en papel basto. Los alemanes sacaban sus minisandwichs de tupper y nosotros escondíamos nuestros bocadillos por vergüenza. Mi madre, al ver que aún los teníamos nos obligaba a volver en la Schwebebahn —tren colgante símbolo de Wuppertal— comiéndolos delante de todos los pasajeros alemanes, lo que nos daba mucho apuro».

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