Diario de León

Cornada de lobo

Memento de difuntos

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León

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Eso sí, jamás entendí que para hacer un santuario de rotunda apuesta vanguardista hubiera que demoler con cierta desvergüenza el anterior templo de la Virgen del Camino, bellísimo edificio alzado entre barrocos y clasicismos de angular, sillares labrados, muros de piedra, ladrillo y canto con un derredor porticado y corrido desde el norte al mediodía, cobertizo como faldón de saya maternal bajo el que se esconden los guajes ñarros, que en este caso eran tullidos, mendigos y anovenarias dando vueltas de rodillas a todo el exterior del santuario con letanías y rosarios exagerados, lagrimenado algunas o absortas en su clamor mudo, pobres de ropón, esperando ese milagro que redimiera su angustia; hasta aquí llegaban de todas las tierras y montes que se ven desde el alto paramero en el que la Virgen se apareció a un pastor de Velilla; y así surgió hace quinientos años el santuario; y, detrás de él, el pueblo se fue creciendo... Aquel viejo santuario esbelto y bien aplomado era otra singularidad de esas iglesias-mercado que González Grinda dice que, en toda esta comunidad regional, sólo existen en León; y en Asturias, Galicia y todo el norte donde parroquias y santuarios proporcionan cobijo exterior no sólo a los devotos o concejos vecinales, sino al vendedor de cirios, avellanas o perdones y, por extensión, a mercaderes, feriantes, buhoneros, aperos, lanas, trillos o morcillas... Pues así era santuario que ya has visto en viejas fotos, templo a la vista desde la lejanía, escoltado por una inmensa esplanada seguida de unas eras hoy ajusticiadas por un urbanismo codicioso, vulgarote y acogotante, eras que se poblaban de carros, bestias, romeros y corros tripeando hogaza y corra cada vez que san Froilán levantaba el dedo (el rito de sobarle la nariz al santo es cosa reciente del templo actual). Pero, en fin, aquel cacho santuario lo demolieron y no quedó piedra sobre piedra, aunque se salvaron retablos y portalonas. Aquel viejo santuario descansa en la paz de la nada. No podría seguir contándote cosas del nuevo si no ensayara este memento de difuntos, esta honra a su memoria, pero prometo parar aquí este carro algo trotón y seguir el relato de cuando en vez. Hay mucho y enjundioso de contar. (Continuará) La marea negra también.

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