Diario de León

Cosas de aquí y de allá | Las caras de un actor

Tom Cruise hace de Cupido

El célebre actor y novio de Penélope Cruz apareció en la televisión portuguesa pidiéndole a una joven que se casara con el cámara que lo estaba filmando en ese momento

Publicado por
Beatriz Pallas - redacción
León

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Tom Cruise ha pedido en matrimonio a una chica portuguesa, obrera de una fábrica, y lo ha hecho en la televisión nacional del país vecino. No lo hizo para casarse con ella, sino para complacer al cámara que lo estaba apuntando con el objetivo en su deseo de declararse a la que es su novia desde hace varios años. «Sonia, tienes que casarte con Joao. Por favor, cásate con Joao. Está llorando detrás de la cámara», dijo el actor con su cautivadora sonrisa. «Y ponedle mi nombre a vuestros hijos», añadió a continuación, según recogió la prensa portuguesa. El cámara que consiguió que Tom Cruise se declarara por él es Joao Martins, un trabajador de la cadena portuguesa RTP que se desplazó a Madrid para cubrir el estreno de la película El último samurái , en el cual estuvo presente su cotizado protagonista. Cuando Martins se despidió de su novia para poner rumbo a la capital de España, recibió un único encargo: traerle como recuerdo un autógrafo de Cruise. Pero él decidió conseguirle algo más difícil todavía: una petición de mano por la que muchas novias pagarían. Mientras hacía su trabajo de filmar al célebre actor de Ho-llywood, aprovechó la cercanía para pedirle este favor tan es-pecial, al cual, para su sorpresa, éste accedió sin reparos. Cuando la grabación con la declaración de amor fue emitida por la RTP, Joao Martins estaba hablando por teléfono con su prometida, Sonia Braz. Ella, cautivada por la ocurrencia de su novio y por el magnetismo de Tom, le dio el sí inmediatamente. La colaboración de Tom Cruise en este compromiso no es algo tan sorprendente si se tiene en cuenta lo sociable que el actor se ha vuelto de un tiempo a esta parte con sus fans. Después de su divorcio de Nicole Kidman y su simultáneo romance con Penélope Cruz, Cruise estuvo a punto de convertirse en el malo de la película para una parte de la prensa que se volcó con su desconsolada ex esposa. Desde entonces, ha desarrollado una estrategia que consiste en mezclarse con sus seguidores y complacerles en todo lo que está a su alcance y lograr lavar su imagen. Sin ir más lejos, en el reciente estreno de El último samurái en Londres, unos días antes de la presentación en España, estuvo durante dos horas conversando con las numerosas personas que se agolpaban en el exterior del teatro. Allí accedió a firmar autógrafos, a hacerse fotos y a charlar por los teléfonos móviles de sus fans con los amigos y familiares más remotos.

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