Diario de León

SANIDAD

El Hospital de León se hace especialista en intervenir de la cadera a los centenarios

El servicio de Traumatología constata que el 95% de estas intervenciones son de mayores de 75 años

La esperanza de vida se ha disparado y hoy llegar y cruzar los 100 años no representa una excepción. En León viven 300 centenarios. J.F.S.

La esperanza de vida se ha disparado y hoy llegar y cruzar los 100 años no representa una excepción. En León viven 300 centenarios. J.F.S.

León

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Con casi 300 centenarios vivos en la provincia, soplar las cien velas ya no es sinónimo de excepcionalidad ni rareza, sino una realidad a la que se debe adaptar la sanidad para otorgar a esa nueva ‘cuarta edad’ la mejor calidad de vida que aún les quede por delante. En el caso del Hospital de León puede decirse que se ha especializado en arreglar las caderas de sus pacientes más longevos, ya que efectuó más de quince intervenciones de éxito el año pasado a personas que superaban el siglo de edad, anticipándose a una tendencia que todos los hospitales españoles tendrán que afrontar a corto y medio plazo.

De modo que algo que hasta hace poco tiempo constituía un verdadero milagro es hoy una realidad tangible, y romperse la cadera al filo de los 100 años ya no supone una sentencia de muerte como hasta hace escasas fechas. Tres factores han propiciado este cambio. Por un lado el incremento de la esperanza de vida y el buen estado de salud que poseen ya un abultado porcentaje de personas mayores; el avance en las técnicas quirúrgicas que permiten operaciones mínimamente invasivas para que el paciente sangre menos y se recupere más rápido; y la pericia de los profesionales.

«No podemos decir que la recuperación de estos centenarios es mejor que la de un joven, pero la intervención les mejora muchísimo su calidad de vida y mejora mucho más cuanto antes se les opere», señala el jefe del servicio de Traumatología del Complejo Asistencial Universitarios de León (Caule), Jaime A Sánchez Lázaro., quien reconoce que las comorbilidades de los pacientes representan en ocasiones complicaciones y si se han caído y fracturado la cadera «no se les puede operar de urgencia, porque hay que comprobar que no estén deshidratados, que la medicación que tomen no les perjudique en la intervención... Afortunadamente tenemos unos geriatras fantásticos que ajustan las variaciones electrolíticas y ponen a estos pacientes en las condiciones mínimas de seguridad para entrar a quirófano».

Sánchez Lázaro reconoce que a pesar de superar la frontera de los 100 años, tras pasar por las manos del equipo, «estas personas vuelven a caminar y eso es fundamental. Pero que se entienda esto bien, vuelven a caminar los que antes caminaban. Si es un señor con alzhéimer que no lo hacía, pues no caminará, pero la operación le quita los dolores y le da calidad de vida». El protocolo que se sigue tras la cirugía es «sentarlos al día siguiente y al segundo intentar que dé algún paso. No es tan fácil, y no se puede generalizar, pero acaban poniéndose de pie y caminando», matiza. En el campo de las prótesis se ha avanzado mucho. «Son mejores y más adaptables», admite, y se pone un compuesto biológico que favorece que se sujete más al hueso. «Hemos pulido el material y ganado en velocidad de poner al paciente a punto para operar», explica. La mayoría de las fracturas son por caídas en las viviendas o en las residencias «porque hay menos equilibrio y el hueso ya está más frágil con esa edad. También se ha notado el encierro por la pandemia que ha atrofiado los músculos». Por estadística, a cirugía llegan más mujeres centenarias

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