Diario de León

Vecinos de La Palomera denuncian la pesadilla del 'pipican': "Así no se puede vivir"

La entrada de la zona de esparcimiento canino, a escasos metros de las viviendas de la calle Conde de Barcelona. RAMIRO.

La entrada de la zona de esparcimiento canino, a escasos metros de las viviendas de la calle Conde de Barcelona. RAMIRO.

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Una auténtica pesadilla. Así definen algunos vecinos de La Palomera el hecho de tener en el barrio una zona de esparcimiento canino , también conocida como 'pipican'. Hasta el Defensor del Pueblo han llegado sus quejas sobre una situación que consideran insostenible quienes viven más cerca del recinto.

Según denuncian, hay perros en la zona desde las seis de la mañana hasta bien entrada la madrugada. Además de los ladridos contínuos, aseguran que hay pulgas y garrapatas que han ocasionado problemas a quienes viven en los alrededores del 'pipican', situado a unos diez metros de las casas más cercanas. 

"No hay un horario concreto, incluso los dueños de los canes se van a tomar algo a un bar cercano y dejan ahí a sus mascotas", explica una vecina. "A veces es mayor el gallinero que se forma en el bar que el propio recinto perruno", añade. 

Los afectados defienden también que la zona canina afecta negativamente a ciertos comercios del barrio, pero que no apoyan a la iniciativa vecinal de exigir al Ayuntamiento de León una solución porque tienen miedo a posibles represalias por parte de los dueños de los canes. 

Al Ayuntamiento ya se han dirigido estos vecinos para pedir que ataje una situación que, a todas luces, les parece insostenible. "No nos dejan dormir a ninguna hora del día", argumentan. Sin embargo, afirman que el consistorio no les ha dado ninguna respuesta por el momento. "El Ayuntamiento no contesta", enfatizan. 

Por su parte, el presidente de la Asociación de Vecinos de La Palomera, Manuel Martínez, asegura estar al tanto de la situación y confirma haber mantenido reuniones con los afectados pero prefiere no posicionarse sobre el asunto. "En este barrio hay 20.000 vecinos y tenemos que defender los intereses de unos y otros porque somos una mera correa de transmisión", señala. Martínez señala al Ayuntamiento como responsable de dar una salida a las protestas y propone regular la zona de esparcimiento canino con un horario concreto que moleste lo menos posible a quienes viven más cerca. "Las mesas de picnic no son para hacer botellones, hay que respetar las normas de convivencia porque éstas áreas de esparcimiento son para el disfrute de gente civilizada". Por eso pide al Ayuntamiento, a quien ya ha enviado un escrito de parte de los afectados, que tome cartas en el asunto. 

 

 

 

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