Cataluña vende «seny» en Madrid
Los líderes catalanes se reparten los papeles para preparar el terreno del debate en las Cortes
La élite política catalana se traslado ayer a Madrid en pleno. El objetivo del desembarco de Maragall, Carod Rovira, Benach y Mas era hacer pedagogía en Madrid sobre las virtudes del Estatut. A juzgar por el recibimiento que un grupo de manifestantes les dispensó a Benach y Mas a las puertas del Congreso, serán necesarias más jornadas pedagógicas. «Cataluña es España» les espetaron estaron estos manifestantes a su llegada a las Cortes. Aunque los cuatro líderes coincidieron en presentar la reforma como una mano tendida a España, y no como una ruptura, los matices introducidos inducen a pensar en un reparto de papeles. Benach fue sin duda el más conciliador y aseguró que las fuerzas que apoyan el estatuto están dispuestas a «pactar y negociar». Maragall y Mas asumieron una versión más institucional y se centraron en reclamar al PP que no se cierre en banda. Maragall llegó a considerar «horrible» que el debate sobre el Estatut no tenga el apoyo del PP y Mas pidió a los populares que no hagan «cruzadas contra Cataluña». El malo de la película Carod aplicó también su particular pedagogía y aseguró que Maragall «es el presidente 127» de la Generalitat, que fue fundada en 1359. Pero pareció asumir con gusto el papel de malo del cuarteto y se salió del guión conciliador. Denunció la «catalanofobia» de Madrid, amagó con una ruptura y se burló del PP, de Bono y de Ibarra.