La Casa del Ayer, en Villar del Monte

En plena Cabrera emerge el pequeño pueblo de Villar del Monte, lleno de encanto y magia. Oficialmente, allí viven 14 personas, pero durante todo el año la localidad sólo está habitada por seis vecinos que desde hace varios años se han enfrascado en la tarea de darle valor y mejorar la vida en la zona. Aunque Villar se encuentra un tanto apartado de los núcleos poblacionales, no le faltan curiosos que se acercan para poder ver con sus propios ojos la arquitectura tradicional cabreiresa presente en los edificios del pueblo y el peculiar Museo del Enca je o La Casa del Ayer, que se puede visitar tal y como la dejaron sus antiguos dueños. Se trata de una joya histórica que se mantiene sin restauraciones para mostrar sin maquillajes cómo se vivía en La Cabrera en épocas pasadas. Acceder a esta casa transporta a su visitante en el tiempo y permitirá apreciar de cerca la autenticidad de la vida en el pasado.

Allí están alineados los zapatos y botas que usaban los moradores de la casa; la cuna confeccionada con cuatro maderos y cubierta con mantas bordadas; los tablones desgastados que sirvieron de suelo o la marmita colgada de un gancho al techo y que permitía distintas alturas para calentarse al fuego que se prendía en el piso.

Arcones, cestos de mimbre, utensilios, alguna mesa, sillas y candiles conviven inmortalizados en las estancias junto a cascabeles, farolillos y vasijas de todos los tamaños. Unas 300 personas visitan La Casa del Ayer cada año.

Esta construcción fue una pequeña vivienda con su cuadra en la planta baja que mezcla piedra, madera, pizarra y barro. Es la típica casa cabreiresa, sin agua corriente ni luz, y hoy sirve de muestra sobre cómo era la vida hace un siglo

Pero en el hermoso pueblo de Villar, que rebosa encanto, existe la oportunidad de descubrir tesoros ocultos en varios rincones. La aventura comienza en la oficina de turismo, ubicada en la sede de la Asociación de Villar del Monte y que enfoca cómo sumergirse en la vida, las costumbres y las tradiciones del pueblo a través de una exposición de fotografías antiguas del archivo fotográfico local. La riqueza histórica y cultural de la región cobra así vida ante los ojos.

A continuación, se puede visitar el Museo del Encaje, donde se exhiben no solo delicadas piezas de encaje, sino también colecciones de bordados, indumentaria y paños de ofrenda. Maravillas de artesanía y creaciones con muchos detalles, que reflejan la habilidad y el talento de los artesanos locales..

La ruta continúa con un paseo por la arquitectura antigua que aún se conserva en el pueblo y que lleva a la inigualable Casa del Ayer y después de empaparse de historia, se puede enfilar hacia al Museo del Alfar, que alberga una colección de piezas únicas de Castilla y León, con especial énfasis en aquellas utilizadas en La Cabrera.

Sorprende la maestría de los alfareros y la belleza de las piezas que salieron de sus manos y que han perdurado a lo largo de los años. También se puede disfrutar de un agradable paseo por los pajares de la localidad, cubiertos con teito, una tradicional técnica de construcción que se rastrea no sólo en aquellas que debido a los implacables efectos de la emigración quedaron deshabitadas, sino también en un buen número de viviendas que se han rehabilitado en las últimas décadas teniendo en cuenta y respetando las características de las antiguas casas.

Muros de piedras asentadas con barro, escaleras de patín, corredores de madera de castaño y techumbres y chimeneas de pizarra, dan un encanto especial que hace las delicias de los visitantes y recrean un escenario pintoresco y acogedor brinda la oportunidad de conectar con la naturaleza y sumergirse en la tranquilidad de Villar del Monte, que pertenece al municipio de Truchas, en la Cabrera Alta.

Además de poder recrearse con los atractivos del núcleo urbano, es muy relajante pasear por el entorno, y especialmente por la zona que atraviesa un singular reguero. Por tener, en Villar hay hasta biblioteca. Después de haber descartado para ella miles de libros que fueron enviados a pueblos de la zona para que hiciesen uso de ellos, la instalación se quedó con más de 3.000.Y hay de todo: desde los clásicos a una estupenda colección de libros de infantil y juvenil, aunque destacan los de narrativa.

Es frecuente, durante casi todo el año, ver turistas por las calles del pueblo que desean visitar los museos y el Centro Didáctico del Encaje, filial del Museo del Encaje de Tordesillas (Valladolid). Junto con ellos y La Casa del Ayer, incólume al paso del tiempo, se han ido implementando diversas salas temáticas y espacios de creación artesanal: la sala dedicada a la alfarería, un aula didáctica de antropología arqueológica, un taller y aula didáctica relacionado con la ebanistería (especialmente de construcción de instrumentos musicales) y fundición en bronce. Incluso, una sala de exposiciones donde se podrá contemplar una muestra permanente de encaje flamenco (belga).