Diario de León

OBITUARIO

Fallece Matías Llorente: el agricultor indomable que se saltó las reglas políticas

-Nunca se rindió en nada. Ni siquiera frente a la enfermedad, a la que retó porque no estaba de acuerdo. Murió como vivió. Sin intermediarios -La capilla ardiente ha sido instalada en el tanatorio de Eras y la misa funeral tendrá lugar este martes a las 17.30 horas en Cabreros del Río

matías política

matías política

León

Creado:

Actualizado:

Su lema lo llevó al extremo hasta el punto de grabarlo en letras gigantes en el alero de la cooperativa Ucogal . En ese marco, asomado a los campos inabarcables en los que se enseñorean los penachos de la remolacha para santificar la modernización de los regadíos por la que luchó, a las puertas de su pueblo, queda el mensaje de su herencia: «Sin intermediarios». Como vivió. Como afrontó su activismo sindical . Como consiguió, montado en una caravana de mil tractores cuando todavía la dictadura silenciaba a los insurrectos, asentarse como persona irrenunciable en la política leonesa de las últimas cinco décadas. Matías Llorente (Cabreros del Río, 1951), Llorente, sin más señas, falleció hoy, al pie de las responsabilidades como alcalde y diputado provincial , fiel a la promesa de mantenerse «hasta el final siempre». 

No falló al compromiso, ni siquiera en los peores momentos del cáncer que le instaló una muesca en el pulmón en el año 2020. Inoperable, le dijeron los médicos. Pero hasta frente a esta sentencia se levantó. Aupado por el carácter rebelde de quien nunca se rinde, Llorente no faltó a sus obligaciones , ni en el sindicato Ugal, ni en la cooperativa, ni en la comunidad de regantes, ni el Ayuntamiento de Cabreros del Río, ni en la Diputación Provincial. Como antes, cuando llegaba de cosechar o encadenaba las jornadas en el campo con las comisiones y los plenos, ahora aterrizaba directo en el Palacio de los Guzmanes desde el Hospital después de las sesiones de quimioterapia para firmar, ordenar, estudiar o reunirse con quien tuviera cita en la agenda.

Nunca tuvo carnet de nada, ni de nadie, ni más normas que las que exigió su conciencia de clase labrada en el campo. Marcado por la enfermedad de su madre, acabó los estudios primarios pero dejó la escuela para cuidarla tras quedar incapacitada. No pasó de la básica, como bromeaba cada vez que le citaban para dar charlas en la Universidad, pero su espíritu autodidacta y su inquietud intelectual le aportaron una formación que le permitía moverse con solvencia al nivel de los peritos agrónomos, de los ingenieros y de los veterinarios. Nada en el campo le queda a desmano, ni en la ganadería: siempre con el objetivo de dignificar el trabajo en el sector primario y la vida rural, cuando el éxodo campesino amenazaba con despoblar los pueblos.

Matías Llorente en una de sus últimas apariciones públicas en la Diputación. DL

Matías Llorente en una de sus últimas apariciones públicas en la Diputación. DL

En esta brecha, Llorente nunca se fue de Cabreros del Río. En contra de la tendencia, luchó contra la política que coloca a León de espaldas a sus pueblos a fuerza de derribar las puertas que reservaban los escaños políticos para los «señores de la ciudad». El empeño le aupó desde el sindicalismo agrario: primero, como concejal de su pueblo, desde 1979 hasta 1983, con las siglas de la Unión de Campesinos Leoneses (UCL), y luego, tras un paréntesis de cuatro años, dentro del acuerdo con el PSOE. El pacto, en el que mantenía su adscripción independiente, le aupó como diputado provincial. El 7 de julio de 1987, con apenas 36 años, el joven barbudo y de pelo largo que encendía verbos en las asambleas agrarias, entró en el Palacio de los Guzmanes como vicepresidente segundo de Alberto Pérez Ruiz, amparado en el pacto que la Unión de Campesinos Leoneses (UCL) cerró con los socialistas. Nunca más salió de allí, donde permaneció la otra mitad de la vida que le quedaba.

Matías Llorente junto a José Luis Rodríguez Zapatero. DL

Matías Llorente junto a José Luis Rodríguez Zapatero. DL

Como gobierno sólo contó con ese arranque y los cuatro años siguientes, ya durante la presidencia de Agustín Turiel. Pero le dio tiempo para fijar las bases de las políticas agrarias y ganaderas, como las estrategias de protección de razas autóctonas o las ayudas, y para lanzar Productos de León: el sello que comenzó con una Denominación de Origen y hoy aúna 14 marcas de calidad como embajadora de la excelencia leonesa del sector primario y la industria agroalimentaria.

Ni siquiera la salida del PSOE del gobierno de la Diputación en 1995 menguó su influencia. Llorente pasó a la oposición, pero no se le dejó de oír, ni de aumentar su incidencia en la vida política provincial. Con la salida de Miguel Nava, en cuyo equipo había estado, se hizo con la Alcaldía de Cabreros del Río en 1999, mientras continuaba con su plan para que el campo no le quedara tan lejos a la ciudad. 

El empujón definitivo lo logró a partir de la entrada de José Luis Rodríguez Zapatero en el Gobierno en 2004. Sin necesidad de cargo, ni de darse la importancia de la que vivieron muchos socialistas leoneses, Llorente tuvo acceso directo en la garita de La Moncloa como asesor del presidente y consejero informal de los ministros de Agricultura para las negociaciones de la Política Agraria Común (PAC), sobre todo en el sector de la remolacha. Su influencia avaló las inversiones millonarias para la modernización de los regadíos, con su Margen Izquierda del Porma como emblema de esa agricultura de futuro para la supervivencia del mundo rural.

En ese escenario de relación con el PSOE se afianzó, siempre independiente, hasta que en 2013 se enfrentó con el secretario provincial de los socialistas, Celestino Rodríguez, quien pretendía limitar su voz en la institución. Insobornable, pasó a no adscrito los dos últimos años y, en 2015, cambió de siglas huésped. Con la fuerza de Ugal, bajo cuya sombra iban 7 alcaldes, cerró un nuevo acuerdo con la UPL. La suma de los votos le mantuvo en la Diputación y, en 2019, la caída del PP convirtió su escaño leonesista en bisagra para decantar el poder. 

Matías Llorente, en los años 90, cuando era presidente de la Cámara Agraria. DL

Matías Llorente, en los años 90, cuando era presidente de la Cámara Agraria. DL

El fiel de la balanza se inclinó hacia el PSOE y Llorente, 24 años después, volvió a ocupar la vicepresidencia del Palacio de los Guzmanes. En ese puesto se mantuvo, incluso en contra del criterio de la UPL, que le exigió romper el pacto con el PSOE por los incumplimientos de los compromisos de inversión del Gobierno. Ante su negativa, los leonesistas se desligaron en la primavera de 2022.

Pero ajeno a estrategias de partido, siguió, aferrado a los proyectos puestos en marcha en la Diputación, consciente de que llegaba su final. Nunca se rindió en nada. Ni siquiera frente a la enfermedad, a la que retó porque no estaba de acuerdo. Murió como vivió. Sin intermediarios: Llorente, el indomable.

tracking