Diario de León

Torina, la heredera de las cabañuelas en Alija del Infantado

 Si las cabañuelas de Victorina Martínez, Torina, se cumplen, no va a ser un verano de lo más caluroso

Victorina Martínez con las dos hojas de la agenda de la Asociación El Hilandón, de Alija del Infantado, en las que apuntó las cabañuelas de 2023-2024. MARÍA FUENTES

Victorina Martínez con las dos hojas de la agenda de la Asociación El Hilandón, de Alija del Infantado, en las que apuntó las cabañuelas de 2023-2024. MARÍA FUENTES

León

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Torina ha asumido el ‘trabajo’ concienzudamente, como todo lo que hace en la vida. Atender a sus animales, su jardín, hacer la matanza... y custodiar tradiciones que guarda en el arca como los mantones con los que en este pueblo del suroeste de León engalanan los balcones el día de la boda tradicional que congrega a grupos folclóricos de toda España.

Alija del Infantado , municipio de que se llamó Alija de los Melones hasta 1960, es pueblo de tradiciones tan hondas como las bodegas que se encuentran en pleno casco urbano o el paso de las ovejas trashumantes por el puente de la Vizana, en el trayecto de la Cañada Occidental Leonesa.

Las cabañuelas , uno de los métodos populares de predicción del tiempo a largo plazo sin base científica, forman parte de la cultura ancestral de muchos pueblos ibéricos y también leoneses. En la montaña, como en otras zonas del norte de España se anotan los rasgos meteorológicos de un periodo de días en el verano, generalmente en agosto.

En el sur de la provincia leonesa se hacen las cabañuelas entre el 13 de diciembre y el 6 de enero. Cada día representa a un mes y de cada día se anotan las incidencias meteorológicas más relevantes. El 13 de diciembre es enero en la primera vuelta. Se descansa el día de Navidad y la segunda vuelta comienza el 26 de diciembre contando los meses a la inversa, desde diciembre a enero.

Luego hay que casar los días. El 13 de diciembre y el 6 de enero son enero, el 14 de diciembre y y el 5 de enero son febrero y así sucesivamente hasta el 24 de diciembre y el 26 de diciembre que son diciembre.

Sin calor extremo

Heladas, nieves, frío y algo de sol abundan en las cabañuelas de 2023-2024

Torina asegura que las cabañuelas no le fallan. «El año pasado te dije que el verano venía más frío que caliente y no vino tanto calor», apostilla. Este año ha tomado las notas mientras hacía la matanza y todavía no se ha parado a sacar sus conclusiones.

En sus notas —ha usado unos folios con el membrete de la Asociación Cultural El Hilandón, toda una institución en Alija del Infantado— predominan los hielos, las nieblas y las lluvias, con algo de sol. No sólo en los meses que se corresponden con el invierno, sino también en los de verano. Un indicio de que las temperaturas veraniegas no serán extremas.

Torina es más devota del ritual de levantar la piedra el 1 de agosto, otra costumbre de la zona relacionada con las predicciones del tiempo. Si el día no se levanta con lluvia, acude a una tierra en las afueras del pueblo y levanta unas cuantas piedras. «Si están mojadas es que el otoño vendrá lluvioso», subraya.

Ricardo señala la iglesia de San Esteban donde se celebra la boda tradicional de Alija.. MARÍA FUENTES

Ricardo señala la iglesia de San Esteban donde se celebra la boda tradicional de Alija.. MARÍA FUENTES

«Hay que mirar la piedra antes de que salga el sol y levantarlas suelo que estén hundidas más de 25 centímetros», advierte. Muchos en el pueblo le preguntan lo que cuentan las piedras, pero ella calla. «Que madruguen como madrugo yo», dice.

«El último 1 de agosto «levanté lo menos 20 piedras y salieron dos mojadas, cuando las levanté estaban pingando agua para abajo. Eso quiero decir que venía el otoño algo húmedo», comenta. No faltaron las lluvias en los últimos meses de 2023.

Las cabañuelas eran cosa de Belarmino Ferrero. «Un día me dijo: Torina, yo ya no estoy para ello. Tienes que hacer las cabañuelas’. Y le dije, bueno, pues yo las haré. Tengo que ayudarle. Somos gente de mucha confianza y nos llevábamos bien», explica.

Torina, de 73 años de edad, confiesa que tiene «ilusión por hacer esas cosas» y que va «aprendiendo», mientras advierte que las cabañuelas que hacen en Alija «no valen para Asturias, ni para Bilbao, para arriba de León tampoco valen para este corro», dice en referencia a Alija del Infantado y su contorna.

Escepticismo científico

«La observación es buena pero no sirve para hacer predicciones y menos a largo plazo»

Ninguna de las definiciones que aparecen de las cabañuelas en el Diccionario de la Real Academia o en la Wikipedia coinciden con la práctica que se hace en León de esta tradición, aunque se aproxima. En el primero se señala que se hacen observaciones meteorológicas los primeros 24 días del año y en la segunda los primeros doce días.

En lo que sí hay acuerdo es en el origen de la palabra cabañuelas, que al parecer procede de la fiesta judía de los Tabernáculos o Cabañas. Hay un documento de Toledo de 1020 en el que se dice que los judíos colgaban cien cabañuelas en su barrio en memoria de los años que pasó el pueblo judío errante en el monte Sinaí. El ‘salto’ del significado de la palabra se debe a que la festividad incluía ritos de predicción meteorológica.

En todas las culturas hay métodos para hacer predicciones a largo plazo del tiempo. Las cabañuelas se hacen también en territorios de América como el noroeste de México. El Gobierno de este país incluye una referencia a la tradición en su página web (www.gob.mex) y señala que el origen de esta práctica, aunque haya tomado el nombre español, proviene de los aztecas que a su vez lo aprendieron de los mayas. En su calendario de 18 meses de 20 días cada uno. Los primeros 18 días de enero eran los propicios hacer las predicciones de cada mes y los dos días restantes predecían otros fenómenos.

Es una costumbre que está enraizada en las sociedades agrícolas. En la preocupación por el curso de las cosechas, el ser humano tuvo siempre curiosidad por intentar predecir el tiempo.

Las témporas, que se corresponden con los ciclos litúrgicos que coinciden con cada estación del año, también son usadas como método de predicción meteorológica estacional en el norte de España. Hay témporas de primavera, las primeras, verano, otoño e invierno. La dirección del viento y las nubes son los principales indicadores.

En la India existen desde muy antiguo las mansiones lunares (naksatras) y las nubes preñadas o nubes capaces de parir en alusión son indicadores para predecir en un corto espacio de tiempo de tres a siete días.

Otros factores como la Luna, el Sol y los astros se han tomado en cuenta en todas las civilizaciones para las predicciones del tiempo, al igual que el comportamiento de los animales.

Para el mundo científico, las cabañuelas son un simple entretenimiento. «La observación es buena pero no sirve para hacer predicciones y menos a largo plazo», señala el catedrático de Física de la Universidad de León.

Las cabañuelas, apostilla, hacen predicciones generales y «no sé si luego se comprueba que se cumplan o no; no se evalúan». «Pueden decir que va a ser más lluvioso de lo normal o cosas muy genéricas». O tan ambiguas que es imposible equivocarse como cuando una predicción señala que ‘hay riesgo de chubascos ocasionales, irregularmente repartidos, moderados o fuertes y vientos de componente variable», apunta el catedrático. «Son costumbres que no hacen mal a nadie. En Estados Unidos tienen el día de la Marmota», admite.

Empíricas o no, en el suroeste de León hay una mujer, Victorina Martínez, que mantiene la tradición sin más pretensiones que conservar el legado que heredó de Belarmino Ferrero.

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